Sophie Scholl, como era
Sophie Scholl, en el Walhalla
Los héroes del pasado se nos presentan con rasgos semidivinos, pero fueron hombres y mujeres normales, como nosotros. Como nosotros conocieron el miedo y las dudas, pero ellos tuvieron el coraje de enfrentarse a su miedo y a sus dudas y hacer lo que sentían que era necesario hacer, aunque ello les pusiera en peligro. Así fue Sophie Scholl, una joven estudiante alemana que tuvo el coraje de enrolarse en "La Rosa Blanca", un movimiento opuesto al nazismo y a la guerra, y de participar activamente en sus actos de resistencia pacífica -distribución de panfletos, pintada de eslóganes-, aunque sabía que podía costarle caro. Fue condenada a muerte por ello y su cabeza separada de su cuerpo en 1943, cuando sólo contaba 21 años. Era bella, joven, idealista, noble de corazón, pero sólo era un ser humano, un buen ser humano que lloró en su celda, que tuvo miedo de morir. Ahora una escultura que la representa está en el Walhalla, el gran edificio neoclásico en el que los alemanes reúnen y honran a sus héroes, desde aquel Arminio que venció al romano Varo en Teutoburgo hasta nuestros días. Todos los héroes de ese Walhalla, hombres y mujeres, fueron sólo seres humanos, aunque el recuerdo de su nobleza y sus idealizadas esculturas indiquen otra cosa, algo más. Pero su valor radica precisamente en que fueron sólo seres humanos: no tendrían méritos las grandes gestas de sacrificio si las hubieran realizado seres divinos, sin miedo ni dudas en su corazón.
SOFÍA SCHOLLEL WALHALLA