Microrrelato con fotos.
Me dicen que al final del camino, está el árbol de los deseos.
El árbol no es mágico, pero si las flores que lo rodean.
Son diente de león, la más típica de las flores cuando de deseos se trata. Es amarilla mientras florece.
Cuando madura, se transforma en una esfera de semillas esponjosas y blancas que, al más mínimo toque de viento, se dispersan por el aire. Si la soplas, pidiendo un deseo, dicen que se cumple.
He tenido mil dientes de león entre mis manos y nunca un deseo cumplido.
Pero hoy, ha funcionado
Y te he encontrado.