Sor María fallece sin ir a juicio

Así es, una muerte sin juicio, hoy se ha conocido el fallecimiento de María Gómez Valbuena, o lo que es lo mismo, Sor María, la religiosa imputada en el caso de los niños robados en España en los años 80.

Con esta noticia, reitero, conocida hoy, pero siendo el fallecimiento el pasado martes y enterrada en el día de ayer, se archiva, temporalmente, y lo más probable, definitivamente, los dos casos abiertos de niños robados con Sor María como imputada.

Bien, dicho esto, ahora mi pregunta es la siguiente ¿qué va a ser de esas familias que intentan conocer la verdad? es de lógica que con la muerte de Sor María y siendo ella la imputada y conocedora real de esos casos, esos mismos no puedan ser resueltos como debería ser pero, ¿no se podría seguir indagando y llegar a la verdad? la justicia en este país va como va y, al final, se llega a estos casos en los que se hace imposible todo tipo de resolución.

Hasta ahora no he dado mi opinión al respecto del tema de los niños robados pero me parece un hecho muy grave y lo que, personalmente, más me revienta es que sea una religiosa la que forme parte de esa trama ilegal dejando a padres ilusionados con la estaca clavada y la idea, de por vida, de que su hijo o hija ha muerto y siendo éstos dados en adopción, a saber en que condiciones. ¿Por qué?, esa es mi pregunta interna, por que ha ocurrido eso, puedo entender que los padres que han decidido adoptar lo estén pasando mal por el hecho de no poder concebir un hijo pero ¿quién piensa en los padres engañados? en esos padres que, de la noche a la mañana, se han quedado sin hijo sin apenas conocerlo y, encima, recibir una mentira como respuesta.

En definitiva, Sor María, al final consiguió lo que ella quería, llevarse el secreto y la respuesta a estas preguntas a la tumba y solo espero que, sea como sea, se resuelvan todos los casos y que esos niños, hoy adultos y, en su día robados, recuperen el contacto con aquellos padres que nunca pudieron disfrutarlos. Intente descansar en paz Sor María, si es que su conciencia se lo permite.