Revista Cultura y Ocio

Sor Paso

Publicado el 01 junio 2016 por Icastico

Sor Paso era una Hermana de una de las muchas comunidades religiosas salpicadas por España. Había nacido con una deformidad en el pie izquierdo que le producía una visible cojera y ladeo al andar. Caminaba como si esquivara charcos para no pisarlos. Hacía, con la extremidad defectuosa, un requiebro o regate al aire antes de apoyarla, un arco que venía de delante hacia atrás rozando el tobillo interior derecho y quedando finalmente posicionado casi detrás de este pie. Se daba un aire al andar con el difunto Fraga, que en cualquier momento se podía caer, eso parecía. De la noche a la mañana se convirtió en la Hermana favorita de la Izquierda Española.

Todo el mundo hablaba de un sorpasso, incluso los que no tenían ni pajolera idea de lo que era. Se iba a producir supuestamente en las elecciones del 26 junio 2016. La cosa venía de las pasadas, el 20D, y que no valieron para nada, como los políticos que concurrían, visto el resultado. Ahí empezaron a marear a los votantes con este nuevo palabro. Hacía referencia a un partido recién nacido que iba a “sorpassar” a un tal penosequé de la transición, presuntamente socialista, de izquierdas. Claro, la gente estaba como Sor Prendida (una compañera de Paso). Nadie entendía cómo un partido que acababa de llegar salía al tendido político embistiendo con los pitones a sus viejas señorías, muchas de ellas rancias ya, con achaques, que no estaban para cogidas de ningún tipo, si acaso de algún que otro sobre, ¡y qué maneras se gastaban los aprendices de Miura!

El tema fue degenerando y era el penosequé, en un ataque de súper yo, el que iba a sorpassar a la mismísima derecha, el pepé de los casos aislados a granel debido a la corrupción endógena, tan sobrecogedor (perdón por la reiteración). Hasta los más españolistos estaban confundidos porque no sabían quién iba a sorpassar a quien. Todos amenazaban con sorpassar al otro al mínimo descuido. Y entró una sicosis de sorpasso nunca vista. Iban a los mítines con espejo retrovisor para vigilar el sorpasso y atravesar el bus electoral si era necesario. Miraban siempre para atrás, nunca hacia delante. No había telediario ni chiringuito ideológico o cultural que se preciara que no lo sacara a colación a los cinco minutos aunque el programa abordara la ubicación del “punto G” en el cangrejo ermitaño. Porque de pronto, no sé cómo ni a cuento de qué, un cangrejo sorpassaba a otro, aunque caminara hacia atrás, increíble. Un cangrejo venía a ser del partido sorpassado y otro del sorpassador, para entendernos y no cambiar de canal.

Lo de Sor Paso era un mote que le habían puesto aunque el alias completo era Paso Doble por su complejo caminar. Quedó en Paso, que era más corto. Realmente su nombre verdadero era Peregrina, pobre, había alguna Sor Arpía que le preguntaba cuándo iba a hacer el Camino de Santiago, la muy. La familia le había regalado un iPad y en el convento hacían la vista gorda porque debido a su mal era algo díscola. Un día se enteró del sorpasso y le hizo gracia, mira tú. Entró en varios foros a opinar y despertó la curiosidad de los foreros. Más tarde, con la confianza, colgó un vídeo suyo paseando por el claustro (lo grabó Sor Prendida con la tablet y acabaría quemada con el asunto). ¡La que se montó! Enseguida la llamaron la Gran Hermana, la Monja Roja y a lo tonto la acabaron apadrinando para la causa gracias a su apodo, tan para la ocasión. Juraría que existe una “Peña Sorpasso”, o Sor Paso, no me acuerdo, donde hacen apuestas. Y aquí seguimos, pendientes del sorpasso. Bueno, salgo al balcón, por si lo veo.

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