Lo bonito de la vida es que no todo es programado, ni tan siquiera, por mucho que la analizas, o creas preverla, no sucede siempre lo que imaginamos.
Es parte de su magia.
Y eso ocurre también en el ámbito del amor.
Muchas veces no somos capaces de vislumbrar lo que en realidad hay a nuestro alrededor. Aquella persona que de repente sientes que esta ahí, y no sabes por que... aunque puedas imaginarlo.
Y así, te entra por el ojo. Y tu perspectiva sobre esa persona cambia.
El problema viene cuando debes lanzarte tú a la piscina. Después de relaciones fallidas, malas experiencias, y la propia soledad, parece que nuestro corazón y nuestra mente han creado un escudo protector ante las falsas esperanzas, ante las esperanzas en general, y ante las palabras amorosas que luego no quieren cobrar su sentido.
Pero, ¿Todo el mundo es igual? ¿Todo el mundo nos hará el mismo daño? ¿Podrás arriesgarte de nuevo?
No hay respuestas sensatas ante estas preguntas, porque la realidad, es que no somos adivinos. En realidad, no todo el mundo es igual, aunque en ocasiones, la amplia mayoría de la gente, tendemos a comportarnos en determinadas situaciones, del mismo modo. Pero en general, no, todo el mundo no somos iguales.Hacer el mismo daño… pues cada amante y cada pareja son un mundo, y el hacer daño o no es muy relativo. Me explico. Hacernos daño, tal cual, es un hecho difícil de “comprobación”, y con ello me refiero a que es una sensación extremadamente subjetiva. Lo que para una persona es dolor, para otra es una mera experiencia que mejora o se añade a la lista de negatividades de su relación. Muchas veces hacer daño a alguien no supone que tú hagas un comportamiento maligno, sino que ese comportamiento no suele estar bien visto por la pareja, y se siente que se hace daño, se causa dolor. Por hacer una comparativa, para la mayoría de la población la infidelidad es algo negativo, es algo que produce daño. Pues bien, hay ciertas parejas que no consideran este hecho como algo negativo, sino como algo enriquecedor, o algo permitido dentro de sus normas. Para gustos colores.
Y el riesgo… ah amigos! Eso es algo que debemos de hacer a diario. ¿Quién dice que esa persona no puede ser el gran amor de tu vida? ¿Quién dice que no será la persona que te haga feliz diariamente? También por el contrario, puede salir rana, pero es una consecuencia del juego del amor. Hay que apostar para saber si ganamos o perdemos, o simplemente jugamos al juego sin más. Darse una nueva oportunidad, a pesar de los dolores causados, a pesar de las experiencias vividas, es vivir en realidad. Es un proceso quizá complicado para aquellas personas que han sufrido en un pasado, pero poquito a poco, esa sensación puede ir desapareciendo, y ser finalmente, más positiva de lo imaginado…