Revista Cultura y Ocio
Esta mañana, la cartero de mi barrio me dejó en el buzón lo que no dudo en calificar de auténticas sorpresas navideñas. La primera procede de Zamora, ciudad en la que tengo grandes amigos escritores, y consiste en un sobre que contiene esta postal, con unas hermosas palabras que me guardo para mí:
y que contiene también, y esta es una sorpresa dentro de otra, un poemario de mi admirada Ana Vega, en concreto este poemario:
Nunca se me ocurre qué decir ante estas hermosas sorpresas que, sean por Navidad o no, a veces me depara la vida, la gente. Son cosas que me desarman. Porque no cuento con ellas. Quizá porque no creo merecerlas. No sé. De ahí que nunca se me ocurra otra cosa que dar las consabidas gracias. Así pues: GRACIAS, MUCHAS GRACIAS, a LUIS LABRADOR por estos regalos que ya guardo en mi corazón. Y nada mejor que compartir aquí estos dos poemas incluidos en el desgarrador libro de la poeta Ana Vega:
Y en mícontinúatu presencia.El frío acechaterriblehasta los huesos.La piel desiste.
(pág. 18)
Lo intento de nuevo.Tanteo,firme el paso,y cuando al finme decido a mirarya no hay reflejo,no queda nada.El cristal se cierrasobre sí mismocomo una verdad implacable.
(pág. 35)
Ana Vega. Breve testimonio de una mirada. Amargord Ediciones, 2010. Prólogo de Francisco Alba.