Ya he perdido la cuenta de la cantidad de fallos que he cometido durante este escaso tiempo de trabajo. No sólo ha sido la típica "gamba" de cambiar el nombre de una palabra por otra, o los clásicos patinazos debido a la falta de experiencia. Tampoco que casi me haya cargado un paciente, hecho del cual aún me considero un poco lejos por fortuna para mí y para el seguro del hospital.
Pedir disculpas siempre se va a quedar corto. Lo importante en esta vida es aprender de los errores del camino, que siempre serán muchos. Para eso nos equivocamos, para aprender de esos errores.
Simple y llanamente pedir por aquí disculpas de forma activa por cierto malentendido sucedido. No hay que darle más vueltas. Son sucesos puntuales que se deben dejar pasar. A la larga se convertirá en una anécdota y más pronto que tarde pasará al olvido.
Por si acaso recuerdo rápidamente que se pueden dejar comentarios en el blog sin necesidad de registrarse, y que soy fácilmente localizable por twitter, el recuadro ese raro de abajo a la derecha.
Sólo eso. Buenas noches y me vuelvo a repasar el curso de RCP en niños. Byez.