"OMG, un grano! No...espera...que son varios!".
Tonterias aparte, es un precioso cuadro del
norteamericano William Macgregor.
1. - Elucubrando el origen. Es difícil a menudo saber el origen de un brote de acné cuando tu piel no es propensa a ello, te pilla como “inesperado”, pero algunos aspectos a revisar pueden darnos pistas:
- Cambio en tus rutinas de tratamiento y/o maquillaje: Cuando cambias algún producto dentro de tus rutinas, éste o alguno de sus componentes- puede ocasionar desequilibrios en tu piel. Por eso lo mejor es ir introduciendo productos nuevos en tu rutina de manera escalonada: así podrás advertir si algo no te está sentando bien…¡y también si está yéndote de maravilla!
- Cambio en tus hábitos de vida: ya sabemos que la alimentación está muy relacionada en algunos casos de acné pero también hay otros hábitos como la falta de sueño o el estrés que pueden influir negativamente en el aspecto de nuestra piel. Son temas por tanto, a tener en cuenta también. El factor psicológico, como siempre, también juega un papel importante.
- Cambios hormonales: Es más difícil detectarlos si no van acompañados de otros fenómenos (como cambios en la menstruación, embarazos, cambios de humor, aumento de vello corporal, aumento o disminución de peso, etc.). Personalmente pienso que si aparecen otros fenómenos, es un tema ya de salud que hay que consultar con un especialista pero si no lo es porque no va acompañado de otros síntomas, es difícil dilucidar si un brote de acné puede habernos coincidido con un pico hormonal o no.
Ahí estaban mis desvelos.
Romos y "picantes".
4. - Maquillaje...cuanto menos, mejor estos dias. Soy una ferviente defensora de que el maquillaje no estropea la piel, lo que la estropea es NO DESMAQUILLARSE. Pero que las bases tienen siliconas y otros productos que tapan el poro lo sabemos todas, así que los primero días opté por dejar mi rostro libre de ningún tipo de maquillaje salvo algún toque de maquillaje mineral en polvo si quería ir algo más arreglada.
5. - Y los tratamientos, mejor BIO. Porque precisamente es la mejor manera de prescindir de esos añadidos que en cosmética, a veces nos sobran, como son las siliconas, los alcoholes… Hay muchísimas opciones magníficas pero tenía a mano la crema con Aloe Vera BIO de Yves Rocher que ya me ha ido bien en otras ocasiones y cuyo INCI es estupendo. Además, da una calidad/precio muy interesante, como os conté en la reseña que le dediqué en su momento.
En cinco días, el molesto acné era un recuerdo en mi piel. ¿Te ha pasado algo parecido alguna vez?¿Cómo luchas tú contra estos brotecitos? Espero que os haya sido útil mi experiencia. BESOS!