Revista Diario

Sostenibilidad del sitema sanitario:

Por Sory
El blog de Mayol de vez en cuando tiene una de esas entradas que me hacen pensar bastante. Tanto que el otro día me sorprendí a mí misma proponiendo que se cobrara a los pacientes por hacer un mal uso del sistema sanitario. Si yo hubiera leído esto antes de empezar la carrera, habría pensado que era imposible que una idea así saliera de mí. Que es injusto cobrar a la gente que está enferma y asustada. Que para eso hemos elegido esta profesión y muchas otras cosas que desde mi punto de vista actual requieren ciertos matices.
Está muy lejos de mi opinión hacer nada parecido a privatizar la sanidad. Creo que si algo bueno tiene nuestro sistema, es que todos podemos acceder a él. Esto puede dar una falsa sensación de gratuidad a los usuarios, y también a los trabajadores, que pueden no percibir la realidad de que los recursos del sistema son limitados. Como consecuencia de esto y de la medicina defensiva en la que estamos sumergidos, se hacen todo tipo de pruebas, muchas veces innecesarias solamente por no arriesgarnos a recibir una demanda judicial. Por eso hay tantos protocolos que nos indican que hacer en cada momento. Muy seguro tiene que estar uno de sí mismo para saltárselos. Pero no sólo esto, también el hospital o centro de salud se convierte en un establecimiento en el que consumidores y empleados pueden surtirse a gusto de cuánto se encuentren en él. Gasas, medicinas, desinfectantes, material de oficina, ropa… Cómo el sistema somos todos, nos encontramos con pleno derecho de llevarnos a casa cuánto nos encontremos en el camino. Total, para eso pagamos la Seguridad Social.
Y es que para entender esta crisis en la que estamos metidos no hace falta que miremos más allá de nosotros mismos. Esto es España, y así funcionan las cosas. Si los profesionales no damos ejemplo (en realidad no tengo muy claro que yo misma entre en este grupo) no podemos esperar que los pacientes tengan conciencia de lo que supone hacer un buen uso del sistema. Creo que haría falta una educación sanitaria en ambos sentidos.
Con los facultativos:
- Para que no desvíen a otros turnos lo que podrían atender durante su jornada ordinaria, con la finalidad de cobrar un plus por ello, cubriendo las famosas peonadas.
- Incentivando la productividad, de manera que cada uno se vea recompensado por el trabajo que realiza o penalizado por no hacerlo.
Con los pacientes:
- Para que no acudan a la urgencia por cosas que claramente no son urgentes, por supuesto que hay casos dónde no está claro, pero es que no lo neguemos, sigue habiendo pacientes que van a urgencias porque allí les hacen “un completo”, sin darse cuenta, de que además de que pueden hacer que la atención a pacientes realmente urgentes se vea deteriorada por este motivo, y suponen un elevado gasto al sistema (esto a nadie le importa, porque para eso pagamos nuestros impuestos), puede que la atención recibida no sea la adecuada para la patología por la que consultan.
- Para que tomen conciencia de la importancia de un buen manejo de su patología, vista de manera global, y dirigido desde la atención primaria.
- Para que valoren la atención primaria como la base del sistema, y no se dirijan a ella como mero instrumento de trámite administrativo de bajas o recetas.
Y de momento, estos son algunos de los problemas que veo desde mi escasa experiencia. Y me pregunto: ¿Mejoraría algo que se multase a quien hace conscientemente un mal uso del sistema? ¿Deberíamos pasarles las facturas a los pacientes y a los profesionales de lo que cuesta cada procedimiento? No para abonarlas, sino para que al menos tengamos conocimiento de cuánto le costamos al sistema, y sepamos que impresos, pruebas de imagen, tratamientos, fármacos… No son gratuitos, y cuestan la mayoría de las veces mucho más de lo que podríamos imaginar.
¿Qué podemos hacer todos para mejorar esto?

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