Como para mucha gente sólo es conocido por sus provocaciones, debe recordarse que Salvador Sostres es un brillantísimo articulista, independentista catalán que se ríe de sí mismo, de los articulistas y de los independentistas. Escandaliza porque lleva lo políticamente incorrecto a extremos irritantes.
Un día dijo ante sus contertulios en Telemadrid numerosas procacidades sobre chicas jóvenes, no sobre niñas, durante una pausa publicitaria. Naturalmente, no salieron al aire. Pero unos sindicalistas las grabaron y distribuyeron por internet en su campaña contra la emisora, controlada por el PP.
Ahora acaba de escribir en “El Mundo” un artículo sobre el rumano de 21 años que estranguló en Torrejón de Ardoz a su novia embarazada, también rumana, de 19. Crimen que le describió a su padre en Rumanía desde una webcam. El padre lo denunció.
El artículo se titulaba “Un chico normal”. No justificaba el crimen, sino que lo describía: el “chico normal”, profundamente enamorado, enloqueció tras decirle su novia, con la que convivía, que estaba embarazada de otro, y que iba a abandonarlo para irse con él.
Muchas páginas del mejor periodismo anglosajón, inspirador de grandes películas, se basan en hechos así. Los aspirantes a periodistas españoles deberían estudiar las descripciones de los “crímenes pasionales” de Margarita Landi (1918-2004) en “El Caso”.
Sostres provocó a las feministas profesionales al decir que el “chico normal” se trastornó tras sufrir una “atroz violencia psicológica” asestada sádicamente por su novia.
Igual argumento que usan ellas para justificar cualquier violencia femenina, y hay mucha, con los varones, pero especialmente con niños como víctimas.
Sostres le aplicó al hombre los atenuantes habituales del feminismo radical.
El periódico ha pedido perdón, las ministras, CC.OO. y una fiscal quieren encarcelarlo, pero el artículo, como análisis psicológico, como crónica de sucesos, es tan bueno como los mejores de la maestra Landi.
-----------
SALAS