Revista Opinión

Soul Eater, el anime

Publicado el 11 octubre 2017 por Carlosgu82

Ya no se sabe el año en que fue lanzado el anime “devorador de almas”, tampoco si es que fue bien adaptado a partir del manga, ni quién lo escribió ni que compañía lo distribuyó. Mucho menos todavía se recuerda cuántos tomos tuvo el manga ni episodios el anime. No se recuerda tampoco el género al que pertenecía, ni si eran 4 o 7 los maestros en el Shibusen.

Pregunten y verán que nadie sabe ya cuantas almas tenían que recolectar los protagonistas para lograr no sé qué objetivo. Se desconoce cuál era el instrumento musical que sabía tocar Soul y menos todavía cuál era el que tocaba su hermano Wes.

Por otro lado nadie sabe ya decir a qué clan pertenecía Black Star antes de que lo adoptaran. La ignorancia llega al grado de que ya ni sabemos los nombres de las 2 armas Thompson de Kid.

Pero bueno, no todo cayó en el olvido. La seguridad incomparable de Black Star al afrontar con muchas esperanzas su futuro; el aprecio de su amiga Tsubaky por el honor y la amistad. Es legendaria ya la deliciosa cotidianidad de Soul y Maka al vivir juntos y apoyarse en todo. Su relación de amigos sigue enseñándosele a los jóvenes para que vean cómo amar a sus amigos.

Inolvidable debe ser el amor y la necesidad de Kid por el equilibrio artístico aplicado a todas las facetas de la vida, algo que tanta falta le hace a los jóvenes de nuestros días. No se puede dejar de recordar la templanza de Shinigami ante los constantes errores de los demás, un personaje que amaba a todos los de su equipo y que les enseñó las lecciones más importantes de la vida.

En fin, aquellos tiempos de buenos animes ya pasaron, pero la necesidad de vivir por algo más grande que nosotros mismos, tal como lo hizo el grupo del Shibusen, sigue presente.

Siempre que lloremos con un amigo por una desgracia, cuando alguien se crea un dios al compararse con nosotros, cuando nuestra pareja nos critique por ser antiestéticos o nuestros maestros nos den un manotazo por que no entendemos la lección del día, recordaremos, aunque sea vagamente, todas las grandes lecciones que pueden transmitirnos sin querer los monitos chinos.


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