Cuando era pequeña solíamos jugar las vecinas en el portal con nuestras muñecas, todas con sus barbies y vestidos comprados y yo con mi pequeña Darling, de pies planos, de pecho plano y de cintura mucho más generosa. Mi madre se negó a comprarme la Barbie porque decía que era muy fea, odiaba sus pequeños pies en punta, eso sí, me hacía unos vestiditos preciosos que yo nunca supe apreciar ni agradecer ¡Yo quería una Barbie!
Para un/a niñ@ como para el adulto, es importante sentirse parte del grupo. Yo me veía como mi Darling, de segunda, con vestidos hechos por mi madre y zapatos heredados de mis hermanas mayores… Mientras que las niñas de mi bloque iban siempre de punta en blanco, sus mochilas eran siempre las más molonas y de los estuches ya ni hablamos ¿No?
En los corrillos de madres todas presumían de las buenas notas de sus hijas, de lo guapas que eran, de lo listas, de lo…. Mi madre no era de presumir pero solía decirme:… "Ya veremos hija, como acaban, que la vida da muchas vueltas"… Me acuerdo sobre todo de cuando decía: “ay, hija, si supiéramos realmente los problemas de los demás, lo afortunados que nos sentiríamos con los nuestros”.
Así es, aquellas niñas tan perfectas, aquellas vidas tan maravillosas fueron creciendo, y dándole dolores de cabeza a sus progenitores, muchos, muchos más de los que les di yo a los míos (y corro un tupido velo, que tampoco es cuestión de hacer leña del árbol caído),
El caso es que podemos querer ser lo que los otros aparentan ser, y sin embargo si conociésemos la realidad, si supiéramos de sus problemas, frustraciones miedos o carencias, volveríamos corriendo a querer ser nosotros mismos. Muchas veces detrás de esas mega-divinas se encuentran seres frágiles que necesitan más que tú y que yo ser aceptadas “en el grupo”, gente con baja autoestima, que recurre al maquillaje, a la moda, a los blogs… para sentirse parte de un algo.
Últimamente parece que se están “alineando los planetas” en torno a mí. Con la boca chica os digo que me siento inmensamente feliz. Como ya he dicho en alguna ocasión estoy orgullosa de lo que soy, de dónde estoy y sobre todo de con quien estoy (tengo una familia fabulosa, unas hermanas que adoro y un marido que vale un imperio. Un@s amigos que me quieren y me aceptan con mis virtudes y defectos y os tengo a vosotr@s, l@s que leéis, l@s que comentáis, l@s que no os atrevéis a comentar… No necesito subir a IG mi bolsazo de Chanel –que no tengo- ni mis vacaciones en Hawaï –donde no he ido- para sentirme parte de nada. Tampoco necesito poner mil fotos en Facebook mostrando lo feliz que soy o lo bien que me va la vida o cuantos amigos tengo…. Muchas veces me olvido de subir la foto del evento al que he ido, y ya de sacar outfits ya ni hablamos…. No poso como una artista en los photocalls porque no sé, pero sonrío cuando poso abrazada a una buena amiga, o a dos, o tres… de esas que la vida ha puesto a mi lado por casualidad, unidas por nuestra pasión por la cosmética. Pocas fotos veréis de mi vida 1.0 de mi familia o amigos, esas son eso, de mi vida 1.0.
Agradecida de que estéis en mi camino,
y orgullosa de la gente tan fantástica que forma este blog
En resumen, que todo este rollo es para recordaros eso que decía mi madre, que yo pensaba que no era tan importante y que a lo largo de mi vida me he dado cuenta de que es tristemente cierto “ay, hija, si supiéramos realmente los problemas de los demás, lo afortunados que nos sentiríamos con los nuestros”. Pegúntatelo la próxima vez que veas a esa supermodelo de la talla 34 fingiendo comerse una hamburguesa o a esa actriz o cantante tan fabulosa que luego corre a por una raya de coca, o alcohol, o pastillas. Pregúntate como alguien que aparentemente lo tiene todo, dinero, reconocimiento, amor de los suyos y el público, como Robin Williams se puede quitar la vida... Y alégrate de lo que tienes, que será tal vez menos de lo que otros parecen tener, pero posoblemente más auténtico.Y sí, este post es para recordarte que lo que importa, la auténtica belleza radica en ser tu misma.
Quiérete con tus defectos y virtudes. Quiérete en esa talla 34, 44, 48, 50… Quiérete con tu acné, porque eso no es el reflejo de lo que eres, eres mucho más que un cuerpo, eres una mente, y un alma, un corazón que siente. Y el día que te sientas bajon@, siéntate a mirar las fotos de tus ex o aquellas de la clase que iban de “súper divinas” en Facebook, para ell@s el tiempo tampoco perdona. Es una gran terapia, créeme J
Desde aquí mi total apoyo al proyecto “Me quiero, Quiérete” que lleva a cabo nuestra inigualable Eli, del blog “vístete que vienen curvas”. Puedes saber más del proyecto si clicas en este enlace. El blog de Eli os encantará.
Y aquí uns mención especial a Miss L, por no dejarse llevar por cantos de sirena y seguir siempre fiel a sus principios
Y si has aguantado este rollazo hasta aquí voy a abusar de tu generosidad pedirte que me quieras un poquito a mí y te hagas miembro del blog, bajando un poquito más el ratón.