Soy como un libro.
No sé porqué siempre lo he sentido así.
Algunas personas sólo se han quedado en mi Título, que es mi nombre, Beatriz Cáceres Candea, y con esas veinte letras ya han considerado si merecía la pena o no.
Se considera al título como el primer contacto ante los posibles lectores, la importancia de unas letras que te identifican y te simbolizan. De hecho, provoca polaridades, desde bendecirlo, hasta la más inquietante maldición.
Otros, sin embargo, se detienen en la Introducción, a la que a mí me gusta llamar popurrí, que no es más que un pequeño adelanto de lo que será sin llegar a hacer spoiler, claro.
No tengo Índice, porque sufro de intensos ataques de espontaneidad y podría saturarme con la rigidez e inmediatez de una numeración que no tiene significado per se. Lo que induce a cualquier posible lector a desistir en este punto.
Respecto al Contenido, muchos creerán las críticas y muy pocos lo conocerán realmente, aunque quisiera puntualizar que tengo categorías literarias dependiendo del momento emocional. Quiero decir que a veces soy ficción, en otras, comedia, en algunas, romántica/erótica y en otras, el más puro suspense o terror.
A muchos, les molesta que utilice el lenguaje genérico, y es porque así es mi historia, genérica, global y universal.
Lo cierto es que todos somos como libros.
Todos formamos parte de una historia, e incluso somos la propia historia.
Confieso que me encanta leeros entre líneas.
Imagen y texto: @_beatrizcaceres
#divagart