Si llamaron puta a Carla Bruni por firmar un manifiesto para salvar la vida de la mujer iraní condenada a morir lapidada, no creo que se hayan inventado palabras para definir lo que muchos musulmanes pensarán de esta tipa desequilibrada, egocéntrica e hipócrita. Ella, que ha presumido de su promiscuidad, que se ha metido por medio de varios matrimonios, rompiéndolos (Ethan Hawke, Brad Pitt), que ha alardeado de bisexual, va a Pakistán y ¡se pone un velo!
No sé si estaría buscando mimetizarse con el fondo o, más probablemente, se trata de otro de sus habituales ejercicios de hipocresía e incoherencia. Mucha gente no entiende que cada gesto de esta mujer está perfectamente calculado, que Pakistán, Nueva Orleans y todos los lugares donde se persona en plan Santa Angelina de Calcuta le importan un bledo. Que sabe que obtiene presencia en la prensa y una gran publicidad gratuita (y qué bien viene justo cuando estás en plena promoción de una nueva película, ¿verdad, Angelina?).
Si después de este número de circo, alguien todavía se cree el personaje que tiene montado, es que se merece totalmente el engaño.