Revista Economía

Spain is a mess

Publicado el 22 octubre 2014 por Torrens

El “Spain is different” ya no sirve, debería sustituirse por el título de esta nota que viene a decir que España es un inmenso lio donde no hay quien se aclare.

La receta española para manejar las cosas públicas es simple: Primero se limpia la cocina de cosas inútiles y/o contraproducentes, se coge el sentido común y la racionalidad, se cortan ambos a trocitos muy pequeños, se queman totalmente y se tiran los restos por el desagüe. A continuación se agarra algo parecido al totalitarismo sin tanques ni intervención del ejército, pero que deje bien claro que quien manda tiene siempre toda la razón sin necesidad de explicarse o de basarse en algo concreto, y que lo único que hacen los demás es perjudicar continuamente al país. Se coloca el totalitarismo así preparado en el centro del plato, se le añade una salsa formada por medios de comunicación que tengan muy claro que la única verdad es la que se les ordena emitir y por Altos Tribunales que son excepcionalmente eficaces escribiendo al dictado, añadiendo un pellizco de mentiras de varios calibres, otro pellizco de críticas a los demás de exactamente lo mismo que ellos hacen, y finalmente se adorna el conjunto con varios “y tu más”, “no diga sandeces”, “solo nosotros actuamos con rigor”, “la culpa es de la oposición o de la ciudadanía”, “sean sensatos”, “estoy dispuesto a negociar”, “la corrupción es cosa de los demás”, “siempre hemos sido transparentes y honestos”,  y otras menudencias y chorradas del mismo estilo, hasta conseguir un plato atractivo para el cocinero, que a los demás no les dé excesivas ganas de vomitar , y ya se ha completado la receta típica española para la solución y gestión de asuntos públicos.

La receta se aplica a todo, desde el paro a los presupuestos pasando por el orden público y a las decisiones sobre infraestructuras basadas en criterios desquiciados, aunque la receta tiene una característica más que se refiere a la forma en que se sirve: por más que provoque un desastre, con resultados calamitosos, ni se retira ni se varia ni una coma, a menos que se tenga evidencia de que puede afectar al número de votantes, en cuyo caso se rectifica y se tira lo cocinado a la basura, aunque la receta en concreto se refiera a la sagrada lucha contra el aborto.

El mejor ejemplo de esta característica de receta inamovible es el caso Catalunya, en el que el resultado no puede ser más desastroso, pero siguen adelante porque la forma esperpéntica en que pretenden solucionarlo no solo no resta votos, sino que aparentemente los suma.

Da toda la impresión que la inoperancia de Rajoy ha vencido al soberanismo y que Aznar tenía razón cuando afirmó que los partidos soberanistas catalanes acabarían a la greña, pero solo es apariencia porque aunque el numerito que dichos partidos soberanistas están montando es de cuidado, con los de IC haciendo de Hamlet como siempre, Duran haciendo afirmaciones grandilocuentes que se rectifican de inmediato, Junqueras demostrando que cuando iba a rueda lo hacía muy bien pero cuando tiene que pedalear solo se cae, el portavoz de la Generalitat, Francesc Homs metiendo la pata cada vez más una que abre la boca, el President Mas demostrando que lo suyo nunca ha sido la estrategia, y con el resultado sorprendente que cuando vienen mal dadas los que se comportan menos mal son los de la CUP.

Pero en Madrid siguen cometiendo el mismo inmenso error desde el primer día en que renació el soberanismo catalán, porque todavía no se han enterado de que se trata de un proceso en que los partidos van totalmente a remolque mientras es la sociedad civil catalana (la de verdad, no la que calcula mal los asistentes a las manifestaciones de la diada, y fracasa organizando las suyas) quien está en la base y alimenta el independentismo. De hecho el único partido que ha tenido verdadera influencia sobre el soberanismo es el PP, principal responsable de su renacimiento y el gran recurso con que han contado los soberanistas para el sorprendente crecimiento que les ha llevado hasta su nivel actual.

Desde que a consecuencia del fallo del Tribunal Constitucional empezó a moverse el independentismo siempre he opinado que las posibilidades de que Catalunya sea independiente son muy remotas por lo complejo del proceso y los importantes obstáculos de tipo financiero que supone, pero empiezo a pensar que a pesar de los pesares y de los obstáculos, en Madrid lo están haciendo tan rematadamente mal que al final conseguirán librarse de nosotros, porque con mucha frecuencia esa es la impresión que dan, que su objetivo también es la independencia de Catalunya. El televisivo Xavier Sarda, muy poco sospechoso de querer la independencia, escribía esta semana un artículo que con el título “Vais a perder Catalunya” decía exactamente esto, que en Madrid da la impresión que la mayoría trabaja a favor de la independencia de Catalunya.

Entre otras muchas barbaridades del mismo estilo, justo antes de la fecha en que está convocada la encuesta que se ha inventado Mas, y que no sabremos si ha sido una buena o mala idea para el soberanismo hasta el día en que se celebre, al Sr. Montoro solo se le ocurre proponer unos presupuesto que son un verdadero insulto para Catalunya, que se producen después de varios años de incumplimiento del actual Estatut recortado, con retrasos, entre otros, en obras comprometidas en el Corredor Mediterráneo y en los accesos al puerto de Barcelona, en este caso pocos meses después de llegar a un acuerdo para completar la mitad del proyecto después de incumplimientos repetidos a lo largo de 12 años, y en un tema, los incumplimientos del gobierno, que ha llegado al extremo que cuando el pasado lunes 20 la Ministra de Fomento dijo en Girona que se comprometía a que se completarían en breve las obras de la estación del AVE para que no volviese a inundarse, se oyeron bastantes risitas e incluso alguna carcajada porque es extremadamente difícil localizar un compromiso del gobierno central con la Generalitat en la últimas décadas que se haya cumplido aunque solo sea mínimamente.

Si el 9-N, a multitudinarias manifestaciones a favor del derecho a decidir y la independencia se le unen millones votando en la encuesta que difícilmente va a poder parar Rajoy, el 10-N podría marcar el inicio del fin de Catalunya en España, y los principales responsables estarán todos en Madrid.

Por cierto, el martes 21 estuve escuchando los comentarios del canal falsario, el 13, y me fui a la cama con unas ganas horribles de vomitar. Los 5 minutos que estuve oyendo se los pasaron afirmando lo muy satisfechos que estaban porque Teresa Romero había superado el Ebola, cuando, tal como explicaba en mi nota del martes 14 pasado solo unos días antes, el miércoles 8 soporté con mucha dificultad a aproximadamente los mismos impresentables moderados por el mismo impresentable presentador Antonio Jiménez dejar de vuelta y media a la enfermera auxiliar porque ella era la responsable de todo el problema al haberse tocado la cara con el guante, cuando ahora resulta que ni eso es cierto. Los señores obispos de la Conferencia Episcopal demuestran diariamente desde su maldito Canal 13 que el trabajo que tiene por delante el Papa Francisco si realmente quiere barrer toda la mierda de la Iglesia es ingente y sobrenatural, aunque, por supuesto, para eso es el Papa.

Han pasado varias semanas desde que con el Ebola volvió a quedar claro que a pesar de disponer de excelentes profesionales la Administración Pública española es una verdadera catástrofe, y todavía no hay responsables ni ha pasado nada, y por si alguien todavía no lo sabe, ni van a haber responsables ni va a ocurrir nada.


 


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