En mi vida he visto muchas situaciones y cosas incomprensibles, absurdas y rarísimas, pero pocas veces había estado más desconcertado que por el resultado del 26-J.
A pesar de los pesares, de todo lo que han robado, de su manipulación de la justicia, de presentar un fracaso como victoria y de un montón de barbaridades con las que se han pasado las leyes por salva sea la parte, el PP no solo no ve reducida su presencia en el Parlamento sino que la aumenta sustancialmente. El PP pasa de 123 a 137 diputados, con un aumento de votantes del 28,72% al 33,03 lo que supone un aumento de sus votantes de casi 700.000 hasta alcanzar los 7.906.185.
En las CCAA hay dos casos que han aumentado mi estupefacción, el primero es el de Catalunya donde el PP pasa de 5 a 6 diputados y en porcentaje del 11,12% al 13,36. No puedo entender el mero hecho que el PP aumente en Catalunya, aunque continúe a un nivel muy bajo, pero si puedo entender que hayan sobrepasado a C’s, posiblemente por los votos traspasados al PP, de lo que en parte me alegro porque las barbaridades que C’s ha soltado sobre Catalunya, como que uno se ha de partir la cara para hablar en castellano, son mentiras asquerosas destinadas a alimentar la catalanofobia que da votos en el resto de España, y a pesar de tanta mentira se han pegado la bofetada, aunque sea moviendo sus votos al PP.
Otro caso raro entre las CCAA es el de Valencia. Es un misterio insoldable y de imposible resolución el que después que se ha demostrado que mientras gobernaron en la Comunidad Valenciana robaron hasta la calderilla del bote de las propinas, en el 26-J el PP gane dos diputados pasando de 11 a 13 y sus votantes aumenten en más de 70.000.
Se dice, con razón que los países tienen los gobernantes que se merecen, pero en mi caso me niego a merecer tener que soportar a un gobierno inepto y corrupto cuatro años más porque casi 8 millones hayan votado de manera para mi inexplicable, por más que respeto totalmente su derecho a votar a quien quieran.
Por más que me esfuerce no consigo ni imaginarme el razonamiento lógico seguido por los que han votado por el candidato a presidente del gobierno que en el período constituyente posterior al 20-D no hizo absolutamente nada por conseguir un acuerdo que diese gobernabilidad al país, que mientras los otros al menos se movían con mayor o menor habilidad e inteligencia, él se esperaba sentado en La Moncloa a que le trajesen el regalito a su casa. Además no se puede olvidar que su partido es de los más corruptos hasta el extremo que el propio partido está imputado en un delito fiscal y que Rajoy aparece implicado en varios de los casos de corrupción, incluso percibiendo sobres extra, y encima para tapar, camuflar y evadir toda esa porquería el PP ha manipulado y manoseado la Justicia, en especial los Altos Tribunales, hasta acabar con el poder judicial independiente del Estado. Un partido que exige a todo el mundo el cumplimiento de la Ley con dos matices malolientes, primero exigen cumplir la leyes no según el texto en que están escritas sino según la versión que a ellos les interesa, y en segundo lugar ellos son los que incumplen con frecuencia las leyes con total despreocupación, de la que su último y glorioso ejemplo es la negativa a someterse a la interpelación del Parlamento. Un gobierno que se vanagloria de un éxito económico cuando se trata de un estrepitoso fracaso porque España y Grecia son los únicos países de la U.E. que todavía están lejos de los niveles de empleo anteriores a la crisis y el mismo Rajoy dice que no los alcanzaremos hasta el 2020, y si lo dice Rajoy es seguro que ni tan solo entonces se alcanzarán. En fin la lista de barbaridades es muy larga incluyendo operaciones de verdadera mafia como prueban las grabaciones de Fernández Díaz.
Esta mañana, lunes 27, he tenido una larga conversación con mi amigo galés, y en un momento determinado pretendía preguntarle si un partido que cometiese las fechorías del PP ganaría una elecciones en el Reino Unido, pero cuando no había terminado la lista de fechorías me ha interrumpido con un británico “you must be joking” porque se creía que le estaba tomado el pelo y no he conseguido sacarle de su sensación de cachondeo.
Después de darle muchas vueltas solo se me ocurren dos posibles razones para el enigma, primero que el PP ha hecho regresar al país a un cierto franquismo al que los términos democracia y libertad, aunque los usa evita practicarlos, y también que Rajoy y el PP se erigieron en heroicos defensores de la unidad de España, y aparentemente sus votantes valoran la unidad de España muy por encima de la corrupción, aparte que los del PP son unos defensores de la unidad de España muy peculiares porque cada vez que han hecho algo ha aumentado el número de independentistas, pero les da igual porque solo querían lo que han conseguido, votos.
Es una lástima que el sistema no funcione en Catalunya, porque CDC hace tiempo que inició su caída coincidiendo con los primeros indicios del latrocinio de los Pujol, todo y que a sus actuales gestores el PP no ha conseguido acusarles de corrupción a pesar de haberlo intentado por métodos mafiosos. Digo que es una lástima, porque si el sistema funcionase como en el resto de España, a los independentistas les bastaría con empezar a fabricar casos de corrupción por montones de millones para ganar las elecciones por mayoría absoluta.
Creo que a los catalanes solo nos queda la solución de la independencia, y el resultado de estas elecciones habrán convencido a varios miles de los que todavía dudaban, entre los que me cuento, porque está claro que en el siglo XXI no se puede esperar nada bueno de los restos del viejo imperio castellano.