
Como en una película de acción, un hombre que disparaba a quienes circulasen en motocicleta por las calles de Los Angeles, fue abatido a tiros por agentes de policía reales, alejados de la ficción cinematográfica. No pasó la cosa a mayores, saldándose la tragedia con un ciudadano herido de gravedad y el asaltante, lógicamente muerto.
Uno tiene la sospecha de que las cosas en España, hubiesen sucedido de forma diferente. Tengo la seguridad de que nuestros agentes de policía están tan preparados, o más seguramente, que los estadounidenses, pero su recorrido es sensiblemente inferior. Abatir a tiros a un delincuente puede costare el puesto al agente autor de los disparos, se cuestionaría en los diferentes medios de comunicación, el desproporcionado uso de la fuerza por parte de las de orden público, habría artículos de opinión sobre la violencia policial y el peligro en que se encuentra la democracia y asistiríamos a una manifestación en defensa de los derechos del delincuente muerto. Por eso nuestros agentes son mejores. Porque tienen que pegarse con los cacos y con la ciudadanía, todo ello bajo la atenta supervisión de los políticos, dispuestos a echar leña a cualquier rescoldo para avivar las llamas. Tenemos próxima la manifestación del entorno etarra refiriéndose a todas las víctimas, considerando iguales a quienes recibían el tiro en la nuca que a los asesinos confesos, por sufrir esa supuesta violencia policial. En Estados Unidos, no hubiese pasado.
