El spam resulta verdaderamente odioso, en especial cuando se tiene una presencia importante en internet y nos acaba acosando por todas partes. El spam es uno de esos ladrones de tiempo que no hay forma de evitar del todo. Personalmente tengo filtros antispam instalados, tanto en mi programa de correo electrónico como en este blog y en otras webs que utilizo a menudo, pero esos filtros no son la panacea.
Si usted ha dejado un comentario en este blog y no aparece, seguramente será culpa del dichoso spam
Spam, ese odioso incordio
Cuando uno tiene instalado un antispam, a veces se confía y deja de revisar la carpeta durante algún tiempo. Es un error, porque al igual que hay mensajes de spam que logran saltarse el filtro, a menudo también ocurre lo contrario y algo que no es spam acaba en cuarentena.
Es por eso que yo acostumbro a revisar a menudo las carpetas de spam; concretamente la del correo electrónico la reviso varias veces al día (recibos cientos cada día) porque no puedo arriesgarme a que un contacto importante acabe olvidado sin responder. En el blog admito que soy algo más laxo y suelo comprobarlo de media una vez por semana. El problema es que cada vez que lo hago tengo acumulados más de mil (a veces hasta dos mil) comentarios de spam.
Es un verdadero incordio, pero tengo comprobado que en el blog se cuelan aproximadamente un dos por mil, que si no reviso, se pierden irremediablemente. Ese es el motivo también de que alguna de las consultas no la responda de inmediato, porque el antispam se ha puesto serio y a veces filtra más de la cuenta.
Si a pesar de todo, alguna vez su comentario o consulta no aparece veinticuatro horas después de haberlo escrito, no dude en ponerse en contacto conmigo vía mail: [email protected]
Ramón Cerdá
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