Tras la retirada de Sinuesa hacia las montañas donde los hombres y mujeres de Spartacus están rodeados, en un costado por un muro edificado por el propio Crasus y en el otro por la armada del mismo, hay que pasar a la acción o pronto sus fuerzas se verán mermadas.
Se aproxima una ventisca, algo que dará tiempo a los rebeldes. Spartacus decide atacar lo que parece ser el asentamiento del propio líder de los romanos. El sigiloso ataque tiene sus frutos y acceden a la tienda principal, para encontrar el cadáver de uno de sus compañeros con la frase “la muerte es inevitable”. En la huida se ven sorprendidos por un grupo de soldados. Uno de ellos hiere a Naevia y Spartacus, de forma muy heroica, la carga a sus hombros para ponerla a salvo, desatando la cólera de Crixus, que aprovecha la más mínima oportunidad para cuestionar la autoridad del lider rebelde. Tanto es así que acaba en una pelea cuerpo a cuerpo entre ellos dos…
La tormenta de nieve se desata. En el campamento romano la relación entre Caesar y el hijo de Crasus, Tiberius. Así mismo, la esclava preferida por Crasus, Kore, se acerca a Caesar para compartir la preocupación sobre su futuro, ya que será dejada en Sinuesa bajo el control de Tiberius. Caesar la ayuda a llegar al campamento para una audiencia con Crasus pero sus palabras caen en saco roto. Con el temor en su mente decide escapar del campamento justo cuando acaba la tormenta.
Este temporal se ha llevado la vida de miles de esclavos rebeldes. Incluso el propio Gannicus casi pierde la suya al ir a ayudar a Sybil. Las fuerzas parecen comenzar a flaquear, pero la argucia de Crasus hace pensar a Spartacus… ¿Y si no todo es cierto? ¿Y si el muro que tienen a sus espaldas no está tan bien custodiado? Para ponerlo a prueba preparan un asalto, en el que participan sus mejores hombres. Como Spartacus había predicho, la guardia del muro era una ilusión y apenas lo guardaban un centenar de hombres.
Habiendo usado los propios cadáveres de sus compañeros para poder cruzar el foso previo al muro, los rebeldes consiguen refugiarse. Justo cuando una avanzadilla romana encabezada por Crasus se acercó ya que los rebeldes habían desaparecido. Un ataque sorpresa y los romanos tocan retirada ante la incredula cara de Crasus que ve como sus planes no han salido como él quería.
Ahora Spartacus y sus rebeldes se retiran, para buscar la venganza de los caidos y derramar, en el futuro, la sangre de Marcus Crasus.
En el próximo capítulo, “separate paths”, puede que veamos la separación de los caminos entre Spartacus y Crixus. Además de ver, al fin, como el rey rebelde yace con Laeta. Y comprobaremos hasta donde llega la ira de Crasus.