Leyendo esta mañana el diario “El País”, compruebo con gran pavor la evolución en el terreno de los cerebros artificiales. Particularmente, el único conocimiento de cerebros de este tipo ha sido a través de la ciencia ficción, ya sea gracias a las novelas de Isaac Asimov (que de vez en cuando he hecho gala en algún que otra noticia) y por Data, el androide de la saga Star Trek.
En el terreno de la ciencia ficción se habla de un tipo de cerebro realmente interesante y curioso: el cerebro positrónico. En el caso de las novelas de Asimov, este cerebro es un cerebro creado por Han Fastolfe, un experto roboticista del planeta Aurora (uno de los 50 mundos espaciales y expertos en tecnología robótica). ¿Por qué digo lo de curioso? Pues este cerebro es curioso debido que está formado por positrones (de ahí su nombre). Y, para los que no tengan aptitudes químicas, el positrón es antimateria; es decir, no pueden circular datos por allí. En cambio, en las novelas de Asimov, los positrones es como si fueran las neuronas mecánicas del robot. Está implantado en varios robots humaniformes (con forma humana), tales como R. Daneel Olivaw y R. Jander Panell.
Vamos a volver a la realidad. En el año 2012 no podemos hablar de cerebros positrónicos, básicamente porqué no existen (y dudo que existan, ya que la tecnología actual no permite hacer estas cosas), pero si que podemos hablar de cerebros hechos con silicio. Para los que no lo sepan, el silicio es un material con el que la industria ha trabajado muchos años, ya que tiene multitud de usos industriales. Además, es semiconductor de la electricidad.
Pues bien, es hora de presentaros a Spaun: un cerebro hecho en su totalidad de silicio. Tiene conexiones “neuronales” (entre comillas) y está ensamblado en un cuerpo “ficticio” equipado con un brazo robótico. Spaun utiliza este “cuerpo” para comunicarse con el exterior, ya sea captando imágenes y luego reproduciendo lo que ve o incluso escribiendo números con un bolígrafo.
Este hito científico lo han creado siete neurocientíficos de la Universidad de Waterloo, en Canadá. Hasta aquí bien, pero si empezamos a analizar lo que hace, es realmente espectacular:
- Realiza tests de inteligencia, concretamente, realiza el famoso Test de Raven.
- Reconoce números escritos.
- Recita listas de números, es decir, tiene memoria; con lo que sería capaz de memorizar números de teléfono, por ejemplo.
Aquí podéis ver como escribe los números Spaun (abajo, con boli):
Declaraciones
El director del proyecto se llama Chris Eliasmith, y es quien ha llevado la batuta a los 7 neurocientíficos que han creado a Spaun. Eliasmith comenta lo siguiente:
Alrededor de 1/7 de las preguntas de ese test son de la forma que Spaun puede resolver. Si consideramos solo esas preguntas, los humanos alcanzan un 89% de aciertos, y Spaun es casi igual de bueno, con un 88%. De todos modos, tenemos otro modelo en proceso de publicación, que resuelve todas las cuestiones de ese test con una tasa de aciertos comparable a la de las personas”.
Podéis ver los vídeos de Spaun en el siguiente enlace: http://nengo.ca/build-a-brain/spaunvideos
Ahora habla Christian Machens, del Programa de Neurociencias Champalimaud:
Solo sabremos construir un cerebro cuando sepamos cómo funciona. Eso implica comprender las computaciones que lleva a cabo cada área del cerebro, y cómo estas computaciones se pueden modelar con redes neurales.