El dueño de la red criminal que domina medio mundo (SPecial Executive for Counter-intelligence, Terrorism, Revenge and Extortion) se ha empeñado en acabar con el asesino más británico del cine. James Bond ya tienes más de 20 historias y con esta se pone punto y aparte a una era.
Quizá lo más destacable de Spectre sea esa posible elegancia de saber jugar con el clásico Bond: Impoluto, sexy, asesino y con problemas para desconectar de su trabajo.
El Bond de Sam Mendes ha sabido envejecer mejor que Misión Imposible pero no está a la altura de Jason Bourne (por poner algún ejemplo que encaja en la dinámica de agentes secretos).
Y antes de despedirnos, todo el revuelo entorno a Monica Bellucci me parece una tomadura de pelo. Se dice que Bond POR FIN se interesa por una mujer de su edad. POR FIN se le da una oportunidad a una mujer y se la tiene en cuenta y se ve representada. Pues bien, no veo donde está el honor de ser representada para que te echen un polvo y te dejen tirada por una francesa. Pero Bond lo hace con estilo.
El problema de Spectre es que no acaba de haber una historia que contar y durante las dos horas largas tienes la sensación de estar ante una aperitivo de la historia. Un introito, eso sí, delicioso.
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