Hola amigos,
Soy Sperman, algunos me conoceréis como Inseminator, Fecundator y un montón de nombres más. Mi novia es Ovugirl, también conocida como Óvulo Infinito o Dúplex Baby. Los que seguís este blog sabéis de nuestra historia: en unos meses, y si todo va bien, seremos padres de mellizos.
Mellizos: Dos seres humanos que se desarrollan a la par pero cada uno en su local. En una placenta puede haber un ambiente chill-out y en la otra rancheras. Básicamente son dos hermanos que nacen a la vez y que durante nueve meses comparten el útero de la madre como si fuera un Bla Bla Car. A juzgar por sus movimientos, ellos deben pensar que aquello es un after.
EL PACTO
Cuando uno recibe una noticia, tan buena y ansiada, el primer impulso es saltar de alegría. Bueno, en realidad el primer impulso es intentar pestañear después de una hora mirando a la pared y babeando. Una hora después, superada esta fase, lo que te pide el cuerpo es contárselo a todo el mundo, pero claro eso no puede ser. Hay que ser prudentes… no vaya a ser.
Desde el principio Ovugirl y yo pusimos unas reglas en cuanto a este tema. Unas normas férreas que prometimos no saltarnos bajo ningún concepto. Unas normas que ni en “El club de los poetas muertos”. Hasta que pasasen los tres primeros meses solo podríamos contarles lo de los dos churumbeles a cinco personas cada uno.
-Solo a cinco, ¿vale?-me dice Ovugirl
-Vale, pero la familia no cuenta ¿no?
-No, la familia claro que no cuenta idiota.
-No me insultes que te fecundo otra vez ¿eh?
(Silencio picarón)
5 minutos y 21 segundos después nos dimos la mano y prometimos no saltarnos el pacto bajo ningún concepto.
24 horas después hicimos balance de la gente a la que se lo habíamos dicho.
Gane yo 21 a 19. Familia aparte.
En aquellas 24 horas se lo dije a mi mejor amigo (es como de la familia y no cuenta). Se lo dije a dos o tres íntimos que me encontré por casualidad esa noche. Se lo dije a un amigo que hacía tiempo que no veía. Después me tomé unas cervezas y se lo fui contando a más gente: a la camarera, a seis conocidos íntimos, a un policía, a un señor que pasaba por mi lado y a otros dos que no me caen muy bien, pero estaban en el lugar equivocado en el momento perfecto. Hasta desempolvé a mi viejo amigo imaginario “El payaso Tomatito” y se lo conté. Lo cierto es que todos me miraban con atención y curiosidad. Les entiendo, no siempre uno tiene delante a un Sperman nato. Un hombre capaz de fertilizar las aceras si eso no fuese considerado como escándalo público.
Ovugirl hizo lo mismo, se lo contó como a 19 personas. No sé cómo, pero logró convencerme de que los de ella no contaban.
Al hacer el balance de daños los dos coincidimos en que por mucha ilusión que nos hiciese teníamos que parar de soltarlo. Por lo que pudiera pasar. Así que mientras entramos en el bar que está debajo de casa de mi madre decidimos que de momento teníamos que cortarnos. Mientras ultimamos los términos de nuestro silencio el camarero se nos acerca y con una sonrisilla pícara nos dice:
-¡Enhorabuena chavales, nada menos que dos!
Nos miramos incrédulos y pienso en la madre que me parió. “Ya se lo ha chotado al del bar”. Cuando la increpo me dice: Es que no pude evitarlo, es mi amigo.
Es el camarero por Dios. A mi madre le pones una Pepsi y una tapa y te seguirá como un perro pachón hasta el fin del mundo.
La vida es así y para Spermabuela serán sus primeros nietos. ¿Cómo no va a gritarlo a los cuatro vientos? Se lo pide el cuerpo. Normal.
REACCIONES
La gente de mi entorno se queda un poco pillada cuando les enseño las primeras ecografías de bebé 1 y bebé 2 (estamos trabajando en los nombres).
Por ejemplo, mi compañera Fátima Rodríguez, megacrack donde las haya, espontánea y sincera como es ella me pregunto:
-¿Cómo dos? ¿Son dos seres humanos?- pregunta ella con esos ojos, abiertos como platos, que no sabes si es curiosidad lo que tiene o si es que lleva un mes bañándose en LSD.
Me dieron ganas de responderle: “No Fátima, uno es un Ewok y el otro un Gremlin”. Pero como la quiero con locura, solo escupí en el suelo y la miré amenazante.
Otro de mis compañeros, un editor conocido como Emilio Palmeira (y del que solo puedo decir que es un clase A) también se sorprendió al saber que iba a ser padre por partida doble.
Versión original (en galego)
-Dous? Como que dous? ¡Un de cada collón!
Versión traducida
-¿Dos? ¿Cómo que dos? ¡Qué bendición amigo!
A Palmeira a tacto solo le gana un proctólogo.
Pero la reacción más común es que la de la incredulidad. La gente piensa que es una broma. La frase que más he escuchado estos meses es:
-¿Estas de coña, no?
Pues os diré una cosa: Estoy perfectamente capacitado para criar a dos hijos. No lo dudéis.
Y ahora os tengo que dejar que mi novia me va a poner el pijama.
Saludos hermanos.