Publicista
Si necesitábamos una prueba para confirmar que no siempre se llega al poder desde la experiencia, que no siempre la madurez nos otorga la dicha de vernos reconocidos; que la fama es una mezcla de caprichos y fórmulas a veces incomprensibles, donde se van consolidando unos resultados que nos desbordan, la tenemos en esas cinco jovencitas que alcanzaron el número uno en 31 países, vendieron 20 millones de copias de su primer álbum y se repartieron 5000 millones de pesetas en 1997.
El mismo Pavarotti, hombre entrado ya en años, que actuará en Bilbao el próximo mes de abril —con motivo de los cién años del Atlétic—tiene previsto una actuación con ellas en el mes de Junio, en Módena, su ciudad natal, para recaudar fondos que irán destinados a una organización dedicada a los niños víctimas de conflictos bélicos. Mientras visionaba la grabación de los vídeos donde se registra la trepidante marcha hacie el éxito de este grupo pop, emulando y, en muchos aspectos sobrepasando la historia de los Beatles, recapacitaba en muchas de las cosas que se mueven en torno a ellas: la forma de vestir , sus ademanes, el ritmo que imprimen a sus letras… Un publicista que las sigue de cerca ha declarado, no sin falta de razón que, “las chicas picantes pueden hacer lo que les guste; incluso, lo que no les guste”. Anotemos algunos de sus pasos y declaraciones:
Una de sus componentes, Geri, señala convencida: “Es como cuando estás en el colegio y de repente tienes poder para algo. Aparecen muchos nuevos amigos y simplemente tienes que ser lo suficientemente lista para leer tu instinto”. En el libro que han publicado sobre su vida, se dice textualmente: “Emma quería ser una zorra, sexy y caliente”. Melc, “la Spice deportista”, es la más original de las pensadoras. Dicen de ella sus compañeras que “es dura, difícil, pero que tiene buena prensa”. Aunque, para que comprendamos que no todo ha de ser un camino de rosas, señalan más adelante: “No le será fácil encontrar el amor”.”No es fácil llegar a conocerla”. Por su parte, Tim, el autor que le dio el nombre al grupo, afirma: “Hay que tener mucha confianza y quererse mucho”. Y alguien que desea verlas siempre en candelero les ha dicho que sonrían, porque siempre están sonriendo. A camino entre la vida y las entrevistas, las otras piensan de Victoria, más conocida por la “Spice Pija”, que le gusta ser indulgente. Mientras se desatan los rumores y, quienes examinan a diario este mundillo se preguntan si decaerá el fenómeno, porque se destituye a su último representante, Simón Fuller, o se anuncia la boda de Victoria con un futbolista del Manchester Unided, en Madrid se desata la fiebre juvenil con sus homónimos masculinos, los Backstreet Boys, agotándose en pocos días las nueve mil entradas que se pusieron a la venta para el concierto que darán en la capital de España. No tienen otra pretensión estos capítulos que recordarnos algo de lo que pasa, lo que dicen que pasa. Las historias que ahora mismo nos absorven y llevan al delirio a millones de jóvenes, niños todavía, ocupando los artistas el puesto de dioses, colocados al frente de cultos y rituales que ya en la antigüedad se celebraban. Son becerros de oro, ídolos de barro transicionales o, como también aseguran quienes parecen ser expertos en el tratamiento de los clásicos, “revival posmoderno de las ménades”, que vuelan alto, van deprisa y, a veces, caen de golpe, y por lo general desaparecen a medida que vamos despertando.
Pero, cuando hablan de “ocupar el poder”, de “llegar a todo”, de “lanzar al mundo mensajes positivos”, nos preguntamos: ¿Hasta dónde quieren llegar?, ¿hasta dónde queremos que lleguen?. Y también sorprendidos por el llanto y los gritos de esas adolescentes, que apiñadas aguardan para verlas, repasamos una y otra vez los mandamientos que dicen cumplir al pie de la letra: “Te amarás a tí misma sobre todas las cosas”. “No llorarás por los chicos, que lloren ellos por tí”. No te arrepentirás de nada de lo que hagas. Jamás tendrás miedo al ridículo”. Si insistimos en la lectura de sus reglas, puede que entendamos entonces el egoísmo que en cada párrafo derraman y las advertencias que algunos psicólogos británicos han venido lanzando a su país en los últimos años, o la alarma de muchos padres por los frívolos contenidos aparecidos en revistas para adolescentes –donde se anima a la promiscuidad–.Se sabe –ellas mismas lo han comentado– que muchas de las historias que se tejen sobre el grupo en revistas y periódicos sensacionalistas británicos, son fruto de una inventiva descarnada que sólo busca el lucro, pero el silencio es un mandamiento también que acaba beneficiando su sueño de alcanzar a costa de lo que sea , todo aquello que desean, incluso lo que no desean, y seguir en la cumbre, publicitar a las grandes empresas, y que la juventud vista y sonría como ellas.
Tal vez la misma historia de pobreza y desencanto que nos envuelve a finales de siglo, donde las guerras se renuevan y el odio se desparrama como una epidemia mortal, con la que no pueden los antídotos de amor y de fe en la que tantos otros se vienen apoyando, necesite mirarse en el espejo de poder que las Spice Girls desprenden, para llevarnos a todos, sin sus aspiraciones absolutas, un poco más lejos, un poco más arriba.© © Froilán de Lózar para Diario Palentino Imagen Reporteras Fashion