Spielberg ansiaba rodar un film de ciencia-ficción. Había crecido en la década de los 50 donde el auge del género había sido difundido a través de la literatura, la televisión y el cine. Más tarde, presenció una lluvia de meteoritos en New Jersey y, a partir de entonces, se puso manos a la obra para rodar algunos cortos amateurs en los que dar rienda suelta a sus ideas. Sin embargo, el periplo iniciático en Universal Pictures le había llevado por otros caminos. De todas formas, no olvidó el objetivo que se había trazado y mientras estaba en post-producción de Loca Evasión, cerró un trato con Columbia Pictures para realizar una película de ciencia-ficción. En principio, debería haber sido su siguiente proyecto pero la irrupción de Jaws trastocó los planes y hubo que posponerlo.
Con mayor tiempo por delante para desarrollar el guión, Spielberg contrató a un guionista que había destacado con The Yakuza (1974) y que pronto se reivindicaría con la historia de un solitario taxista de Nueva York. Se trataba de Paul Schrader. En cuanto a la producción, los exitosos Julia & Michael Phillips, ganadores del Oscar por El Golpe (The Sting, 1973), firmaron para realizar idénticas labores en el "Spielberg's Sci-Fi film project".
Finalizado el trabajo en Jaws, Spielberg retomó con fuerza el que iba a ser su proyecto más personal hasta el momento y se encontró con un guión de Schrader que no le convenció en absoluto. El director llegó a confesar que le había parecido "uno de los guiones más comprometidos que había leído para una película de estudio. Pero la historia giraba entorno al sentimiento de culpa del protagonista, no trataba de OVNIS en absoluto."
Con este panorama, Spielberg trajo a John Hill, después a David Giler, e incluso a sus amigos Hal Barwood & Matthew Robbins. Buscaba crear un guión más impactante y espectacular. Algunas ideas de estos libretistas fueron impregnando el material pero, en última instancia, fue el propio Spielberg el que dio un paso adelante y escribió el guión definitivo con la ayuda de Jerry Belson. El título inicialmente previsto de Kingdom Come fue cambiado por el de Close Encounters of the Third Kind.
Este nuevo título aludía a la posibilidad de llegar al contacto directo con una civilización alienígena. El director conocía bien la herencia de la ciencia-ficción extraterrestre en el cine pero trató de generar una historia fresca y nueva que iba a aportar algo diferente.
"Si crees, es un hecho científico; si no crees, es ciencia ficción. Yo soy agnóstico y estoy entre las dos creencias, así que para mí es especulación científica."
El protagonista que Spielberg imaginaba para la película era un hombre corriente en circunstancias extraordinarias, un modelo de personaje que siempre conecta mucho más con la audiencia. Pero el estudio y los productores le pidieron que, al menos, tuviera una ronda de contactos con actores importantes. El éxito comercial de Jaws le había concedido control creativo total pero decidió complacer a sus jefes y se entrevistó con Steve McQueen, Al Pacino, Jack Nicholson y Dustin Hoffman. Sin embargo, las negativas de todos ellos le llevaron hacia alguien que estaba haciendo campaña activa para obtener el papel. Richard Dreyfuss hablaba constantemente con Spielberg sobre el nuevo proyecto e incluso había lanzado varias ideas que finalmente se incorporaron al guión. El director acabó convenciéndose que Roy Neary, un electricista de Indiana infeliz con su trabajo y padre de familia, debía ser interpretado por Dreyfuss. Años después, el realizador se refería a él con estas palabras:
"Dreyfuss es una especie de doble para mí. Es el único actor con quien en cierto sentido me he identificado, alguien que percibo como yo creo que soy. Busca respuestas y tiene energía, habla deprisa y se mueve deprisa y no mide 1,95, que es la altura que siempre he deseado tener pero que nunca lograré. Y es guapo. Además, es fácil escribir para él. Es fácil ponerme en su lugar y decir: si yo fuese él esto es lo que haría."Roy Neary busca involuntariamente algo que dé un nuevo impulso a su insulsa vida y, sin darse cuenta, se encuentra en la mejor posición ante el acontecimiento del milenio. Una serie de avistamientos y fenómenos inexplicables se producen en varios lugares del planeta mientras la ONU moviliza a un equipo interdisciplinar liderado por el doctor Claude Lacombe. Las investigaciones revelan una secuencia de números que resultan ser coordenadas geográficas de un lugar en concreto: Devil's Tower (Wyoming). La experiencia ufológica que sufre Neary le llevará a confluir con el equipo de Lacombe en un definitivo encuentro que promete ser el nexo de unión entre dos civilizaciones.
Para dar vida a Lacombe, Spielberg consideró varios nombres pero finalmente convenció al brillante cineasta François Truffaut para que se hiciera cargo del papel. La película dispuso del asesoramiento científico del doctor J. Allen Hynek y la labor de Douglas Trumbull, como supervisor de efectos visuales, y de Carlo Rambaldi, como diseñador conceptual. El rodaje empezó el 16 de mayo de 1976 con un presupuesto de 18 millones de dólares.
La conducta errática e infantil de Neary, guiado por una conexión que no puede comprender, es uno de los elementos que más identifican el estilo de Spielberg. Esa visión del niño que quiere conseguir grandes proezas y que finalmente se ve envuelto en la mayor aventura de su vida es un tema recurrente a lo largo de la primera mitad de la carrera del realizador. Pero este niño es aquí un hombre adulto, poseído por una fuerza que le sobrepasa. Es una historia sencilla pero la forma de narrarla y presentarla en escena revela que, detrás de la cámara, tenemos a un director brillante. Además, el mensaje del film es mucho más profundo:
"Mientras escribía el guión sentí que, en cierto modo, con la guerra fría y los rusos que no se hablaban con los norteamericanos, y con el Watergate y Nixon a punto de ser destituido, parecía haber un inmenso abismo de comunicación. Encuentros en la Tercera Fase fue mi primer intento de enviar el mensaje de que, si podemos comunicarnos con extraterrestres, por qué no vamos a poder comunicarnos entre nosotros. Para mí es una de las películas más esperanzadoras que jamás he escrito y dirigido. Creo de verdad que es lo más cercano que he estado de conseguir plasmar un sueño en una película."Este mensaje de conciliación es el que se traduce en la audacia de dotar a los alienígenas de unas intenciones pacíficas. No obstante, Spielberg reconoce que si la hubiera escrito siendo padre de familia, no habría dejado que Neary se embarcase en la nave nodriza dejando a los suyos.
Aunque Columbia atravesaba problemas financieros, pudo aportar un extra de presupuesto cuando la construcción de la gran nave espacial requirió de más fondos. Julia Phillips, por su parte, fue expulsada, durante la post-producción, por su conducta errática inducida por el consumo de cocaína. El matrimonio entre ambos productores ya estaba disuelto aunque aún habían trabajado juntos en Taxi Driver. A Julia se le mantuvo el nombre en los créditos finales a pesar de su poca implicación.
Por otra parte, el trabajo con John Williams ofreció un hallazgo creativo de primer orden. Si el compositor había roto barreras con un tema presidido por dos notas, ahora había sido capaz de crear un leitmotiv de cinco. Spielberg eligió la melodía entre un abanico de 300 muestras. La pieza debía representar la comunicación entre humanos y alienígenas. La incorporación de la melodía en la banda sonora convirtió el tema en épico. Ese mismo año, Williams compuso también la banda sonora de Star Wars, un auténtico hito en la historia de la música de cine.
Close Encounters significó la primera colaboración entre Spielberg y el montador Michael Kahn, que se convirtió en el responsable de edición de todas sus películas a partir de entonces. Cuando ambos realizaron el primer montaje se dieron cuenta que faltaban algunas escenas extras de impacto. Hubo que realizar una segunda fase de rodaje en la que el director de fotografía, Vilmos Zsigmond, ya no estaba disponible. Así fue como entraron varios DP como John A. Alonzo, William A, Fraker, Laszlo Kovacs y Douglas Slocombe (responsable posteriormente de las tres primeras entregas de Indiana Jones).
George Lucas visitó el set de rodaje poco después de finalizar Star Wars. Quedó impresionado por la escala y magnitud de la producción y, ante el reto al que ambos se enfrentaban, le sugirió a Spielberg que podrían respaldar económicamente el proyecto del otro. A Spielberg le gustó esta idea y firmaron un acuerdo por el que ambos se convertían en titulares del 2,5% de la propiedad de la obra del otro. Con el estreno de las dos películas, el panorama cinematográfico retumbó y nadie perdió dinero pero al de Ohio le tocó la mejor parte. A día de hoy, aún sigue recibiendo cheques por su "participación" en Star Wars...
Encuentros en la Tercera Fase acabó recaudando 303 millones de dólares a nivel mundial. En la ceremonia de los Oscar obtuvo dos estatuillas: mejor dirección de fotografia para Vilmos Zsigmond y un premio especial para el montaje de efectos sonoros a cargo de Frank E. Warner.
"Jaws es una película que podría haber tocado en un xilófono de juguete, sin embargo Close Encounters me hizo extenderme más, ya que necesitaba las 88 teclas."
Precedido por:
Tiburón (Jaws, 1975). Segunda parte