"Sabía que si no dirigía Temple, lo haría otro. Me puse un poco celoso, estaba un poco frustrado."
Spielberg tuvo una complicada experiencia produciendo, montando y casi dirigiendo Poltergeist (1982). Justo después, se embarcó en un proyecto coral que se proponía llevar a la gran pantalla algunos de los mejores episodios de la emblemática serie La Dimensión Desconocida (The Twilight Zone, 1959-1964).
Los tres episodios remake más otro original fueron dirigidos por John Landis, Joe Dante, George Miller y Spielberg. Pero este film antología no será recordado por su brillantez (más bien fue una apuesta fallida en todos los aspectos) sino por la trágica muerte de Vic Morrow y dos niños actores mientras rodaban una escena dentro de un helicóptero. El accidente sucedió en el episodio dirigido por John Landis. Hubo problemas puesto que, según las leyes de California, no se podía trabajar con niños durante la noche o cerca de explosivos sin que estuviesen acompañados por tutores legales expertos en riesgos laborales. El juicio contra Landis y su equipo por contratación ilegal duró años y tiñó al film de una pátina de tragedia que nunca ha podido superar.
Alterado por estos sucesos, Spielberg vio con muy buenos ojos la posibilidad de rodar ya la secuela de En Busca del Arca Perdida. Dos semanas después del estreno de Raiders, George Lucas ya pensaba en posibles historias para Indy. En las conversaciones entre ambos, el de Modesto siempre le decía que tenía en mente una trilogía para la cual disponía de argumentos ya escritos. Pero esa una broma de Lucas porque no tenía nada para las siguientes entregas.
Sin embargo, había ideas que no pudieron entrar en Raiders porque ya tenía suficiente carga de momentos impactantes. Se quedó fuera una set piece en una mina, con vagonetas moviéndose a toda velocidad, y otra secuencia en unos rápidos de río. Esas propuestas estarían en el nuevo film.
Tras la respuesta negativa de Lawrence Kasdan, George Lucas contrató a Willard Huyck y Gloria Katz, un matrimonio de guionistas amigos suyos con los cuales había compartido experiencias en la USC (University of Southern California) siendo posteriormente co-autores del libreto de American Graffiti (1973). Huyck & Katz eran grandes amantes de la India y conocían bien su cultura y tradiciones así que decidieron ubicar la acción de la nueva película en el subcontinente indostánico. Lucas, por su parte, les trasladó una idea clara: quería que la cinta fuera mucho más oscura que su predecesora (tal como había ocurrido con Empire Strikes Back respecto a Star Wars). Indy debía pasar por situaciones particularmente siniestras y así fue como los guionistas introdujeron el funesto culto a la diosa Kali y elementos diversos de magia negra, esclavitud infantil y sacrificios humanos. La localización de la acción en Asia cumplía también con la intención del productor de evitar a los nazis. Además, se decidió convertir la secuela en precuela para separarse del auge del III Reich.
Lucas se estaba divorciando de su primera esposa, Marcia, y esa sensación de negatividad afectó a la motivación con la que afrontó el proyecto. Él siempre lo ha reconocido aunque también es cierto que este hecho le fue muy bien para proponer un argumento más radical.
Ante el mayor reto físico que iba a suponer la nueva película, Harrison Ford empezó a entrenar duro para adquirir un estado de forma incluso superior al que lucía en Raiders. En cuanto a la actriz principal se hicieron pruebas a quince intérpretes pero la que parecía disponer de la mejor energía para el papel resultó ser Kate Capshaw, que en aquel momento trataba de labrarse una carrera artística en Nueva York. Spielberg llevó la cinta de la audición a Ford y éste, en cuanto la vio, dijo: "es ella".
Los perros tienen una gran importancia en la adjudicación de los nombres de la saga. El Alaskan Malamute de George Lucas se llamaba Indiana así que Spielberg decidió ponerle Willie al personaje de Kate Capshaw en honor de su Cocker. Huyck & Katz tomaron el nombre de su cánido, Short Round, para denominar al jovencísimo ayudante oriental de Indy. Pero Wilhelmina "Willie" Scott era una cantante americana afincada en el Club Obi Wan de Shanghai. Por consiguiente, qué mejor que empezar la película con un gran número musical al estilo de Busby Berkeley. Al fin y al cabo, Spielberg siempre decía en sus entrevistas que le gustaría dirigir un musical. Esta era una gran oportunidad de ofrecer algo inesperado a los espectadores recuperando una pizca del glamour y la pompa presente en títulos como 42nd Street (1933). Así fue como se creó un número musical introductorio en el que Kate Capshaw tuvo un papel más reducido del previsto ya que su vestido no le permitía bailar ni hacer grandes movimientos. El coreógrafo Danny Daniels preparó una espléndida performance que podéis ver íntegramente en el siguiente artículo: Willie Scott en el Club Obi Wan de Shanghai.
El joven Ke Huy Quan, de 12 años y vietnamita de nacimiento, fue seleccionado para dar vida a Short Round. Un año después, volvería a estar vinculado a una producción de Spielberg puesto que formó parte del reparto de Los Goonies (The Goonies, 1985), dirigida por Richard Donner.
Los actores indios Roshan Seth y Amrish Puri (magnífico en su papel del villano Mola Ram) completaron el reparto principal en un proyecto que volvería a rodar sus interiores en los estudios británicos de Elstree. Norman Reynolds no pudo volver como diseñador de producción debido a problemas de agenda aunque no hubo problema ya que se pudo contar con el que había sido su maestro, Elliott Scott. La construcción de decorados volvía a ser esencial y Scott demostró su categoría como escenógrafo creando magníficos entornos cuyo buque insignia fue el templo Thuggee en el que Mola Ram dirige sus sanguinarios rituales. La iluminación creada por el director de fotografía, Douglas Slocombe, acabó de dotar al set del efecto dramático necesario.
En cuanto a los exteriores hubo más dificultades. El productor Robert Watts pasó tiempo en la India negociando con representantes del Gobierno. El guión no gustaba a las autoridades, lo consideraban violento y racista. Se negaron a dar los permisos a menos que hubiera cambios drásticos en el libreto. Tras varias rondas de conversaciones infructuosas, Watts se puso en contacto con Lucas y Spielberg y les dijo que no podrían rodar allí pero que había una alternativa que David Lean, en su momento, ya había utilizado cuando rodó El Puente sobre el Río Kwai (The Bridge on the River Kwai, 1957). Había que dirigir la mirada hacia una isla, al sur de la península índica, llamada Sri Lanka. Por tanto, sin limitaciones de ningún tipo, el equipo se trasladó a las cercanías de Kandy donde, durante dieciséis días del mes de abril de 1983, se rodaron los exteriores.
El punto culminante de esa fase del rodaje fue la secuencia en el puente colgante. El guión incorporaba varias posibilidades porque construir un puente de estas características no era tarea fácil. Por suerte, había ingenieros británicos trabajando en la construcción de una presa a pocos kilómetros de la localización prevista. Robert Watts consiguió que participaran diseñando el puente y, tras varios meses de trabajo, la pasarela estaba preparada para rodar. Spielberg situó ocho cámaras, desde diferentes ángulos, para captar la destrucción del mismo. Todo debía salir bien a la primera puesto que ya no tendrían más oportunidades. Los técnicos situaron a unos maniquís que incorporaban un dispositivo de movimiento. Se colocaron cargas explosivas y la detonación partió el puente tal como se necesitaba mientras los maniquíes Thuggee caían al abismo del río moviendo brazos y piernas. Durante el mes de enero de 1984, Frank Marshall se desplazó a Florida para grabar a los cocodrilos que después se intercalaron, en la sala de montaje, para ilustrar lo que ocurría con los cuerpos en el lecho del río.
De regreso a los estudios Elstree, empezó la filmación de interiores. Harrison Ford no se encontraba bien, sufría fuertes dolores de espalda desde que había montado a lomos de elefante en Sri Lanka. Unas semanas después, mientras rodaba la secuencia en la que es sorprendido por un Thuggee en su habitación del Palacio de Pankot, Ford vio agudizada su dolencia. Se quedó prácticamente bloqueado pero, con el descanso nocturno, pareció sentirse algo mejor y quería seguir trabajando. Sin embargo, se le veía muy mermado. Spielberg decidió llamar a Lucas, que se encontraba en California, y le pidió que viniera a Inglaterra para tomar decisiones. Cuando el productor llegó a Elstree y vio como estaba Ford ordenó la paralización provisional del rodaje y el traslado del actor a Los Angeles para que fuera intervenido.
Harrison Ford fue trasladado al Centinela Hospital de Inglewood (California) el 21 de junio de 1983. El equipo se trasladó entonces a Macau para rodar la secuencia de persecución en las calles de Shanghai. De regreso a Inglaterra, fue el especialista y futuro director de segunda unidad, Vic Armstrong, el que relevó a Ford en el rodaje de escenas en la mina. Durante cinco semanas, realizó tomas como doble de acción siendo la más destacada la que transcurre en la cinta trituradora. El 8 de agosto, Harrison Ford regresó completamente recuperado y rodaron con él los primeros planos que complementarían el trabajo realizado por su sustituto. A pesar de todas las dificultades, Spielberg terminó el rodaje principal el 26 de agosto sin necesitar días suplementarios ni presupuesto extra.
Ya en la fase de montaje, Michael Kahn realizó un primer corte que Spielberg y Lucas consideraron demasiado rápido. No contenía transiciones porque faltaba algo de material. Resultó necesario rodar algunos planos de situación en localizaciones de Idaho y del Yosemite National Park para rebajar un poco el ritmo del metraje. Sin embargo, el montaje definitivo no pasó el control de la Motion Picture Association of America (MPAA). La película era demasiado oscura y tenebrosa para los niños pero tampoco llegaba a ser tan fuerte como para merecer una calificación de adultos. Spielberg se reunió con el Presidente de la MPAA, Jack Valenti, para tratar de buscar una solución y de ese encuentro salió un acuerdo beneficioso para ambos y una nueva clasificación que solucionaba el problema: la PG-13.
La película se estrenó el 23 de mayo de 1984 y volvió a ser un rotundo éxito de taquilla recaudando 333 millones de dólares sobre un presupuesto de 28. En los Oscar se volvió a alzar con la estatuilla a los mejores efectos visuales. Pero Spielberg no quedó satisfecho tras visionarla.
"Era demasiado oscura y subterránea, le faltaban escenarios exteriores y más diversión. Es el film que menos me gusta de Indiana Jones. Lo más bonito que salió de esta película fue la que sería mi futura esposa. Y la clasificación PG-13, que se inventó por mí."
Spielberg se casó en 1985 con la actriz Amy Irving tras varios años de noviazgo intermitente. Pero el matrimonio siempre estuvo marcado por los altibajos y después de su divorcio cuatro años después, empezó a verse con Kate Capshaw. Había establecido un feeling especial con ella durante el rodaje de Temple of Doom. Se casaron dos años después y tienen cuatro hijos en común.
Pero más allá de estas cuestiones personales, había varios elementos que no convencían de la película y que la crítica se encargó de resaltar. El personaje de Capshaw, Willie Scott, era demasiado histriónico y gritón. Buscando la contraposición con la Marion Ravenwood de Raiders, los guionistas crearon un personaje cuya fragilidad resulta algo cansina. Incluso durante el rodaje, el equipo no paraba de bromear sobre los constantes gritos que debía pronunciar la sufrida Capshaw.
El tono general de la película también adolece de una comicidad mal resuelta o exagerada en algunas ocasiones. Hay buenos momentos pero el conjunto general está demasiado cerca del estilo paródico de los seriales de la Republic. Raiders of the Lost Ark recuperaba el espíritu de aventura de aquellos proyectos añejos pero dejaba a un lado su estilo cómico para generar uno propio. En Temple of Doom esa dinámica no se mantuvo.
Sin embargo, su fenomenal inicio y el ritmo constante, unido al carisma de Ford y a la imponente presencia de Amrish Puri como Mola Ram, la convierten en un divertimento ameno aunque está lejos de la película precedente y también de La Última Cruzada.
La banda sonora de John Williams incorpora un tema que considero absolutamente excepcional: Parade of the Slave Children. La partitura tiene una fuerza grandiosa y acompaña magníficamente las escenas de la mina y la liberación de los niños esclavizados por los Thuggee.
En una charla posterior entre Spielberg y Lucas, el primero se comprometió a dirigir la tercera entrega con el deseo expreso de pedir perdón por Temple of Doom. Ambos acordaron recuperar el espíritu de Raiders para la nueva secuela. Spielberg pasó a trabajar en sus nuevos proyectos de cine y televisión mientras Lucas empezó a sondear a varios guionistas para que desarrollaran propuestas argumentales.
Precedido por:
E.T. el Extraterrestre (E.T. the Extra-Terrestrial, 1982)
Continúa en:
El Color Púrpura (The Color Purple, 1985)