Revista Música

Spinetta: el cantor de mi barrio

Por Bruno
Spinetta: el cantor de mi barrioPor Sebastián Adúriz´(*)
Los días pasan y la presencia de Spinetta me sigue sobrevolando en las cosas que pienso, en la música que escucho, en las cosas que leo.
Como  UVVD - y como  muchos otros- estuve repasando (impulsado por una suerte de urgencia) los momentos de mi vida personal que tenía asociados a él. Hay muchos más de los que hubiera imaginado para alguien que, como yo, fue spinetteano por poco tiempo, en los años de la adolescencia, justo antes de salir corriendo detrás de las bandas punk y new wave que arrancaban a principios de los ochenta.
Permítanme el listado: el deslumbramiento de escuchar los primeros acordes de ¨Que ves el cielo¨ en el Obras de Seru-Jade; mi primera crónica de un recital (ver foto) en el teatro de la Cova de Martínez; el compañero de la facultad que entonaba ¨Jugo de lúcuma¨ entrecerrando los ojos; ¨Digital Ayatollah¨ sonando en la biblioteca de Olivos; el moog de ¨Y tu amor es una vieja medalla¨ que me ayudaba a mitigar el amor no correspondido de una señorita que de Spinetta, nada; las canciones de ¨Bajo Belgrano¨ celebrando en las Barrancas de Ídem la primavera de Alfonsín.
Spinetta: el cantor de mi barrioAhora todos ellos adquieren una intensidad que, honestamente, no había previsto y los vivo como fundantes de quien hoy soy.  Gracias a Spinetta, el Flaco, enseguida tuve acceso a un mundo alternativo a la jungla que empezaba a encontrar entre los edificios, según avisaba él mismo en una de sus canciones.
Y tengo para mí que hizo eso un poco con todos. Y que no sólo ayudó a construir identidades personales, sino que construyó a la Buenos Aires de los barrios post Troilo. Por lo menos la de los barrios del norte, la que va desde Belgrano hasta Devoto, pegada a la General Paz, y que desde esos barrios se mete hasta Almagro y Caballito. Una Buenos Aires, mayoritariamente de clase media, que ya no se quejaba de los dolores inmigratorios de sus antepasados, sino que apostaba, como proyecto de vida a que ¨mañana es siempre mejor¨.

Spinetta: el cantor de mi barrio

Spinetta Jade en el Teatro La Cova, 1981


Una ciudad optimista que sentía que bastaban naves de fibra hechas en Haedo, con banderines y estampitas, para salir a la conquista del universo. Spinetta es el músico popular de esa Buenos Aires que reemplaza al tango  con su (nuestra) sudamericana interpretación de la música rock (del mismo modo que León Gieco quizás sea también el folclorista que ocupa el lugar de los Chalchaleros y otros grupos de ponchos y botas: el hombre del interior que, como la mayoría, queda atrapado entre la ciudad y el campo).  
Tengo la suerte de vivir en Florida, un barrio de esa Buenos Aires spinetteana. Convivo con verduleros que se toman un mes de vacaciones, pero que mientras están abiertos desprecian los tomates llenos de agua y sin gusto que venden sus competidores. Asisto a clubes de cuotas bajísimas capaces de proveer jugadoras de básquet a la selección nacional. Tengo a mano herreros, talleristas, tapiceros y otra gente de oficio con el suficiente ingenio para resolver cualquier desafío que les presente. Gente que empecinadamente disfruta de un trabajo bien hecho, sin rebajas ni trampas. Igual que Luis.
Spinetta: el cantor de mi barrio
Y en esos barrios veo los perros blancos de la lluvia, las Águedas que no adelgazan y los Cachos que van a armar a las playas de Vicente López. Y escucho los sonidos que salen de los garajes de algunas casas tratando de sacar los acordes de canciones.
Pero aunque todo esto exista, con la muerte de Spinetta se hace evidente el final de una época, como bien dicen Mariano del Mazo y Martín Pérez en sus artículos de Radar del domingo pasado. Es así, aunque cueste definir con precisión qué es eso que se termina (¿el rock nacional, nada menos?) y, más difícil aún, adivinar qué vendrá en su reemplazo.
Como sea, en los barrios de Buenos Aires queda su legado. La libertad creativa y el pensar en esos mundos posibles que rescata Ultravivido, la apertura al mundo, la foto de Carlitos acompañando siempre las búsquedas y nunca impidiéndolas. Barrios que ojalá quieran seguir construyendo naves espaciales para viajar a mañanas mejores a los que quizás algún día tengamos la fortuna de arribar.
Spinetta: el cantor de mi barrio
En barrios así quiero seguir viviendo yo.
(*) Sebastián (aka Isley Juan) es columnista de UVVD para la sección "Soul Basics". Gracias Seba!

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