En Pretty Little Liars los sospechosos de asesinato y de ser cómplices de A desaparecen con la misma facilidad con la que aparecen. Llevamos dos capítulos en los que se nos han ido cayendo todos los sospechosos que teníamos y lo que es más preocupante aún: parece ser que en Rosewood nadie se preocupa cuando desaparece la gente. Tenemos a tres chicos en paradero desconocido y aquí nadie pone denuncias ante la policía.
¿Qué puedes esperar cuando uno de los desaparecidos es un inspector? El cuerpo de Wilden desaparece del lugar del accidente, el coche sigue allí, luego su coche aparece en el garaje de Hanna mientras su madre ve al fantasma del policía por las calles del pueblo. Sí, fantasma, yo no me creo que este ande por ahí tan tranquilo. ¿Alguien se explica que en esa comisaría no estén preocupados porque haya desaparecido un agente? ¿ni su coche? ¿ni que haya un vídeo grabando toda la escena? ¿ni nadie ha visto como una adolescente conducía el coche a las afueras para tirarlo a un lago?
Son muchas las preguntas sin respuesta que se acumulan en Pretty Little Liars pero buena parte de ellas evidencian lo dormida que está la policía en Rosewood. Normal que no sean capaces de esclarecer asesinatos de adolescentes, ni muertes sospechosas ni haberse dado cuenta hasta el momento que alguien atormenta a estas cuatro adolescentes. Si es que tampoco es que A sea demasiado listo/a, es que sus adversarios dejan mucho que desear.
Hanna, Spencer, Aria y Emily tampoco son conscientes de que quienes les rodean van desapareciendo a una velocidad de escándalo. No hablamos de que a los padres de Spencer no recordemos ya cuando los vimos por última vez o que la abuela de Hanna llegara y se marchara sin ninguna explicación o motivo. Es que quienes están metidos en el ajo y son sus ex novios, hermanos o acosadores se han ido sin explicación alguna. Ni que decir tiene que hace dos semanas que Caleb y Paige no aparecen.
La principal preocupación de algunas, como Aria, es saber cómo la aparición del hijo de Ezra afectará a su relación. Y sinceramente es algo que a la audiencia no nos interesa lo más mínimo. Bueno, nos interesaría si la madre de la criatura tiene posibilidades de convertirse en una cómplice de A, porque tramas dramáticas como la de la caída del niño aburren un poco al personal.
¿Nadie se mosquea cuando nadie sabe nada de Toby desde hace semanas? ¿Ni siquiera sus padres? Jason desapareció de un hospital hace ya tres capítulos y tampoco nadie parece estar buscándolo. Normal que Spencer se volviera loca en el bosque, lo que no es normal es que nadie la haya buscado en toda la noche y la internen en un sanatorio sin saber su nombre. ¿Estará esta semana trabajando allí Wren para reconocerla?
De no ser así puede que esta mujer desaparezca de la serie sin que sus amigas y familia sean conscientes de ello. Y de ser así sería una pena, porque hay que reconocer que una de las mejores cosas de esta tercera temporada ha sido ver la transformación de Spencer de mujer cabal, fría e inteligente a despojo humano arrastrada por el dolor y sin tiempo para peinarse. Su cara tras descubrir el supuesto cadáver y cuando la internan es genial.
A este paso no sale del hospital a tiempo para ir al entierro de su ex, aunque aún queda por saber si realmente el cuerpo del bosque es el de Toby y en caso de que sea él ¿cuándo murió? Se supone que el cadáver lleva días en el bosque pero no tiene ni a un sólo insecto cerca ni presenta síntomas de descomposición. ¿Acaso ningún guionista de Pretty Little Liars ve Bones? O es que, ¿no es el cuerpo de Toby? ¿Se estaba haciendo Toby el muerto?
Lo que es seguro es que tenemos a alguien que le cubra el puesto. Su supuesto compañero de trabajo no es trigo limpio. No lo digo sólo porque cada vez que aparece alguien nuevo en la serie es acaba siendo malo y queriendo matar a alguna de las adolescentes, sino porque conoce a Emily a pesar de que ella no lo conozca.