Springsteen: Deliver me from Nowhere; La parte más oscura del éxito

Escrito por John Doe

Bruce Springsteen, un joven músico a punto de alcanzar el estrellato mundial, lucha por reconciliar las presiones del éxito con los fantasmas de su pasado, decidido a crear el álbum más personal de su carrera, arriesgándolo todo, así comienza "Springsteen: Deliver me from nowhere".Desde que en 2019 la película “Bohemian Rhapsody” (2018) se alzara con cuatro premios Oscar, incluyendo el premio a Mejor Actor Protagonista, los biopics de nombres de la música no han parado de llegar. En los últimos años hemos tenido películas sobre la vida de grandes artistas como “Elvis” (2022), Elton John (“Rocketman” (2019)), “Whitney Houston: I Wanna Dance with Somebody” (2022) o Amy Winehouse (“Back to Black” (2024)), algunos con mayor éxito que otros. La mayoría de estos films resumen toda la vida de los artistas descritos en apenas dos o tres horas. Pero el año pasado surgieron dos excepciones de lo más interesantes, “A Complete Unknown” (2024), que contaba el paso de Bob Dylan del folk al rock, y “Maria” (2024), que exploraba los últimos días crepusculares de la vida de María Callas. Esta semana llega una nueva rara avis a nuestras pantallas: “Bruce Springsteen: Deliver Me from Nowhere” (2025).La película, que se centra, como dice el título, en el famoso y adorado Bruce Springsteen, adapta el libro “Deliver Me from Nowhere: The Making of Bruce Springsteen's Nebraska” publicado en 2023 y escrito por Warren Zanes. El libro contaba el proceso creativo y emocional que sufrió el cantante de Nueva Jersey para crear la que es, hasta la fecha, su obra musical más personal y a la vez más complicada de su carrera. Scott Cooper, el director del film, abre la película contando directamente a cámara, en persona, que nunca fue su intención abarcar toda la vida de The Boss, sino que quería centrarse en esos tiempos que fueron tan complicados por él, ya que “Nebraska” el álbum que publicó en 1982, fue algo que le tocó profundamente cuando lo escuchó por primera vez.

Springsteen: Deliver me from Nowhere; La parte más oscura del éxito

En ese sentido, la concepción de un film de una figura tan reconocida por todo el mundo y que solo se centre en el que, probablemente, sea el disco menos comercial de su carrera, obviando el éxito, los conciertos multitudinarios e incluso pasando por encima por los grandes hits de su carrera que había compuesto, también, durante esos tiempos, es un movimiento sorprendentemente valiente. La adaptación del libro en formato de guion corre a cargo del propio Cooper, quién, exceptuando “Black Mass: Estrictamente criminal” (2015), siempre ha escrito todas sus películas y se nota que ha querido ser lo más fiel posible a la obra y vida original, con todo lo bueno y, especialmente, todo lo malo que eso implica.

“Bruce Springsteen: Deliver Me from Nowhere” se centra en los peores años de Bruce. Una época en los que los fantasmas de su pasado, especialmente la relación de abuso de su padre, le empezaron a atormentar. Para externalizar su dolor, el cantante grabó el disco mencionado en una casa alquilada, solo, pasándolo posteriormente a estudio. También tuvo el apoyo de su manager y gran amigo, Jon Landau, y un técnico de sonido Mike Baltan, además de empezar una relación fugaz con una joven Faye Romano. El guion es poco convencional, el espectador promedio esperará una historia de superación con sus buenos y malos momentos, pero lo que pretende el film es adentrarse en la oscuridad de la superestrella y extraer de ahí el dolor y la culpa que tuvo el Boss durante esos tiempos. No es un guion fácil de dirigir, es muy asolador y, aunque todos sabemos que al final Bruce salió de ello, puede ser muy incómodo para quién no conozca la figura del cantante o no esté preparado para ese viaje. La estructura empieza en media res y el resto del metraje es una lucha constante con la salud mental del protagonista hasta su exorcismo emocional final. No es nada habitual, pero consigue funcionar y, si se entre en su propuesta, es una lectura de lo más interesante de una gran figura como es Bruce Springsteen.

El encargado a dar vida al Boss es el querido Jeremy Allen White. Allen White viene de triunfar enormemente con la serie “The Bear” (2022-), por la que ha ganado, de momento, dos premios Emmy a Mejor Actor en Serie Cómica, además de participar en films tan interesantes como “El clan de hierro” (2023) o “Esto va a doler” (2023). El joven actor encarna a Bruce Springsteen de manera magistral, adoptando todos sus tics, formas de moverse y hablar, de forma bastante natural, además de incluso cantar como su protagonista en varias ocasiones y no sonar irreal. Jeremy no tenía un trabajo fácil, ya que adoptar a una figura reconocida durante toda su carrera tiene su dificultad, pero el hecho de darle vida casi exclusivamente en sus perores momentos es aun más complicado. Allen White entiende mucho a su personaje y sabe contener la emoción que el Boss estaba sintiendo dentro de su ser mientras se entregaba a sus letras y la música para poder explorar el dolor, por lo que su interpretación es contenida, pero de lo más adecuada y fuerte. Para interpretar a Jon Landau se ha contado con el veterano actor Jeremy Strong. Strong está en un gran momento para su carrera. En los últimos años ha sorprendido a todos con fims como “The Gentlemen: Los señores de la mafia” (2019), “El juicio de los 7 de Chicago” (2020) o “The Apprentice. La historia de Trump” (2024), que le valió una nominación al premio Oscar a Mejor Actor de Reparto. Jeremy es la contraparte serena e incluso tierna y emocional que dará apoyo a Bruce durante todo el metraje. También con una interpretación contenida, el actor de Boston explora la emoción cuando hay que defender los ideales de su personaje y/o cuando tiene que conectar con su representado, Springsteen, y la pasión que intenta transmitir con sus letras. Paul Walter Hauser está en auge y este mismo año lo hemos podido ver en tres ocasiones en films como “Los 4 Fantásticos: Primeros pasos” (2025), “Agárralo como puedas” (2025) y en “Bruce Springsteen: Deliver Me from Nowhere”. En esta ocasión Walter Hauser da vida a Mike Baltan, el inexperto técnico de sonido que se encerró junto a Bruce a gravar la primera versión de “Nebraska”. Es un contrapunte amable y, a la vez, cómico, que relaja la tensión que ocasionan los demonios del Boss. Su interpretación brilla por su peso emocional, aunque se mantiene algo en el mismo registro. Odessa Young interpreta a Faye Romano, la joven madre con la que Springsteen empieza una especie de relación. Su peso en la narración es crucial, ya que expone al cantante con sus miedos a la paternidad y establecerse en un hogar, rehuyendo lo que tuvo que sufrir como niño de parte de su padre. Romano tiene un rostro angelical y su pasión y amor por la vida florece dentro de nuestro protagonista y del espectador, aportando frescura y cariño.

Para terminar, el enorme Stephen Graham, flamante ganador de tres premios Emmy en la ceremonia de este año por la miniserie “Adolescencia” (2025), da vida a Douglas Springsteen, el padre del Boss que lo atormentó en su niñez. Graham brinda su interpretación más desgarradora y terrorífica. Douglas sale poco, pero su sombra es presente en todo el metraje del film. El efecto de la mirada de furia y loca que aporta Stephen es muy imponente y consigue transmitir el dolor que el propio Bruce tuvo que sufrir. Destacar, finalmente, la participación de Gaby Hoffmann como Adele Springsteen, la madre del cantante.La dirección, como comentábamos, es a cargo de Scott Cooper. Cooper ha dirigido películas como “La ley del más fuerte“ (2013), “Hostiles” (2017) o “Los crímenes de la academia” (2022). El director a ya tenía una conexión especial con la música gracias a su anterior film, “Corazón rebelde” (2009), que contaba la historia de un solitario músico country. Se nota que Cooper tiene una sensibilidad especial para retratar la creación de canciones y el proceso que hay detrás de ello, y en “Bruce Springsteen: Deliver Me from Nowhere” lo demuestra con creces, dándole el tiempo necesario en la narración para que las melodías vayan cobrando forma. En ese sentido, la apuesta por los planos cortos, detalles y más, funcionan como destellos de una llama que va creciendo tanto dentro de Bruce como en sus creaciones. El director se pone al servicio de lo que está contando y deja que sea ella la que lleve el peso de la cinta. Los movimientos de cámara son bastantes estables y se centran, principalmente, en el estado físico y mental del propio Bruce, acompañando sus movimientos y reforzando la representación de cómo se siente en todo momento. En general, Cooper demuestra que sabe cuando imponer su mirada en las situaciones que más lo requiere, pero, principalmente, demuestra también que es el propio Bruce Springsteen y su relato los que tienen que marcar la narrativa y deja que sean estos los que llevan el peso y no su puesta en escena. El director de fotografía es Masanobu Takayanagi, colaborador habitual de Cooper y responsable de la fotografía de cinco de sus siete films, además de encargarse de la parte visual de películas como ”Warrior” (2011), “El lado bueno de las cosas” (2012) o “Spotlight” (2015). La mezcla entre el color, representando el presente, y el blanco y negro, representando el pasado y el dolor que siente Bruce, es algo evidente, pero sigue funcionando muy bien. Lo más interesante es el juego con la profundidad de campo y la distorsión de las lentes, cosa que se acentúa a medida que el Boss va perdiendo la cordura y va adentrándose en el dolor. Además, también hay una puesta por una pátina como de ensueño cuando se le ofrece al protagonista la oportunidad de establecerse y dejar atrás su pasado, una apuesta interesante y que es de agradecer. En general, hay un buen trabajo en ambos departamentos de dirección y se nota una apuesta visual rica que no sobrepasa su propio relato, sino que lo hace crecer.

El diseño de producción tiene la calidad esperada de una producción como esta. Los años 80 están bien representados en todos sus escenarios, destacando la casa donde se aloja Bruce, el estudio de grabación, el club donde suele tocar para desahogarse y un pequeño parque de atracciones y recreativos, donde pasa una de las escenas más enternecedoras de la cinta. Los objetos, vehículos y estéticas de la época han sido correctamente representadas y situado con mimo. También muy buenos son los departamentos de caracterización, siendo los de vestuario, maquillaje y peluquería, convirtiendo a Jeremy Allen White a lo más parecido al cantante de Nueva Jersey, además de a los demás actores a sus respectivos personajes. Los looks son bastante representativos de Springsteen y los suyos y los más fans disfrutarán de sus representaciones, consiguiendo reconocer elementos que tanto caracterizan a el Boss.

Finalmente, la elección musical es, como no podía ser de otra manera, excelente. Además de escuchar las versiones de estudio de las canciones que llegaron a nuestros oídos a través de los discos de “Nebraska” o “Born in the U.S.A.”, se añaden las pequeñas maquetes de grabación, los distintos cortes y experimentaciones del Boss y de cómo otros temas y discos le influyeron para crear el sonido que terminó haciéndole crear sus temas tan reconocidos y queridos. A parte de los temas de Springsteen, podemos disfrutar de temas de Foreigner, Little Richard o incluso Suicide, creando una amalgama sonora de lo más curiosa, fresca y de calidad. Además, para apoyar a los temas super reconocidos, se cuenta con algunas melodías y arreglos del compositor Jeremiah Fraites, líder de la banda musical The Lumineers, a quién también podremos escuchar en un par de semanas en la gran pantalla, ya que también ha compuesto la banda sonora de “La larga marcha” (2025). En esta ocasión, Fraites no intenta destacar demasiado, dejando paso al propio Springsteen y sus influencias para ilustrar la parte sonora, pero da soporte a algunos momentos emotivos y/o crudos con arreglos de cuerdas y guitarras distorsionadas que casan muy bien con la narración.

En definitiva, “Bruce Springsteen: Deliver Me from Nowhere” es una apuesta de biopic musical un tanto extraña. Un pedazo de la vida de Bruce Springsteen que sirve tanto para mostrar su proceso creativo en su disco más personal como a la vez un retrato de su depresión y el trauma surgido por un maltrato en su infancia, mostrando la parte oscura del éxito sin tapujos y la importancia de buscar ayuda, tanto en los seres queridos como profesional, cuando la ocasión lo pide. Un desafío fílmico que hará las delicias de los fans del Boss y la gente que busque adentrarse en la mente de un reconocido artista, pero que será odiado para quién no conozca mucho al músico o no esté dispuesto a pasarlo regular durante casi dos horas. Una película que, como el disco que pretende retratar, es una apuesta poco comercial pero que sus autores necesitaban sacar adelante, siendo, entonces, una apuesta arriesgada pero muy valiente.

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##check## Lo bueno

Que decida apostar por un retrato distinto de Bruce Springsteen y la concepción de su disco más personal.
La banda sonora es única y toda una delicia.
Tanto el equipo actoral como el equipo detrás de las cámaras está entregado al relato.

##times## Lo malo

Es una apuesta muy arriesgada y será odiada por muchos.
Quizás se arrastra demasiado en el dolor y hace que el ritmo sea irregular.
Que no tenga tanta personalidad como para maravillarnos.