Revista Cultura y Ocio
Parece mentira que un dicho llegue a cumplirse, pero en este caso ha sido así, a la tercera ha ido la vencida: tras Tokio Blues y El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, la tercera novela que leo del japonés Haruki Murakami, me ha seducido. La clave al final ha sido bien sencilla, olvidar que Murakami es japonés, ir con la mente abierta y sin esperar encontrar en sus novelas lo que encuentro en las de otros japoneses más clásicos como Kawabata, Soseki o Mishima, mis favoritos, y ha funcionado. Murakami es un autor muy occidentalizado, en sus novelas las referencias son todas al mundo Occidental, que sea un autor japonés es algo meramente circunstancial. Sputnik, mi amor es una novela que habla de la soledad, de amores no correspondidos, de pasiones reprimidas, de lo onírico, de los mundos paralelos que están frente a nuestros ojos sin que apenas nos demos cuenta. Quien nos cuenta la historia es un profesor que está totalmente enamorado de su mejor amiga Sumire, una joven un tanto introvertida que quiere ser escritora. Sin embargo, Sumire ama a otra mujer, Myû, mucho mayor que ella y casada. Los personajes se mueven unos alrededor de otros (usando el paralelismo del satélite ruso Sputnik) sin llegar a encontrarse, viviendo en soledad, víctimas de sus deseos y anhelos que no acaban de consumarse. La novela consigue meterte de lleno en ella desde el sugerente inicio: "A los veintidós años, en primavera, Sumire se enamoró por primera vez. Fue un amor violento como un tornado que barre en línea resta una vasta llanura". Hasta un final lleno de evocaciones, abierto y cerrado a la vez, un final que me ha reconciliado totalmente con Murakami, si no lo había hecho ya con el resto de la novela. Los personajes nos enamoran en seguida, en mi caso, especialmente Sumire: la que llama de madrugada desde una cabina con los calcetines desparejados; la que se queda ovillada ante la cama de la mujer a la que ama, a oscuras, de noche; la que en definitiva se entrega más allá de lo imaginable por un amor que la ha sacudido con violencia por primera vez.