“Imaginemos qué pasaría si uno de los enemigos clásicos de Wyoming -un empresario, un político del PP, o un periodista de derechas- se encontrara en una situación así. El programa que conduce, El Intermedio, dedicaría monográficos a explotar la historia. El presentador llenaría horas de televisión con sus bromas, sus denuncias y sus críticas. Sin embargo, el personaje en cuestión no responde al nombre de Arturo Fernández o Esperanza Aguirre, sino al de José Miguel Monzón. O sea, Wyoming“.
Es evidente; los mismos actos tienen diferente interpretación según seancometidos por alguien progresista o por un reclacitrante, decimonónico y cavernario conservador. en este mismo espeacio hemos llamado la atención en numerosas ocasiones, sobre un hecho histórico curioso: Cuando alguien se levanta contra el pueblo -la historia está cuajada de golpes de estado- quien lo hace es un dictador, y una vez recuperada la democracia, se borra la huella de su paso por la historia. Cuando quien se levanta es un grupo de ciudadanos contra las urnas, o contra el poder establecido, se trata de una revolución, y recuperada la democracia -que también desaparece bajo el yugo de los nuevos tiranos- se celebra como efeméride. Hasta los muertos de izquierdas son diferentes de los muertos de derechas.