Revista Viajes

Sri lanka, día 4: sigiriya y dambulla

Por Trotaburgos @trotaburgos

Nos levantamos a las 6:30 horas, hoy para variar nos espera un día intenso. Tras la ducha, cerramos las mochilas y las dejamos en la minivan. Nos vamos a buscar algún sitio para desayunar ya que en el hotel no hay nadie levantado. Muy cerquita encontramos un garito, nos ofrecen noodles, arroz o sándwiches. Elegimos lo último que el resto a estas horas como que no. También pedimos unos platos bien surtidos de frutas variadas, mango, papaya, piña, sandia, plátano y manzana, té y café. 750 LKR por persona, un poco caro. En el hotel cuesta 400 LKR.

Regresamos al alojamiento, pagamos y nos lleva Upol hasta la entrada a la ciudad imperial de Sigiriya. Patrimonio de la Humanidad desde 1.982.

SIGIRIYA (ROCA DEL LEÓN):

Desde donde nos deja Upol tenemos que cruzar el foso que defendía toda la fortaleza. La entrada cuesta 3.960 LKR. Una entrada muy cara y que no se corresponde con lo que se visita. Aún así personalmente creo que merece la pena por ser algo distinto. Hay un museo al lado que no entramos para verlo al bajar y subir antes de que apriete más el calor, pero la bajada se llega al otro lado y ya no volvimos.

Es una gran roca que emerge entre la jungla imponente y misteriosa en las llanuras centrales de Sri Lanka. Sus paredes casi verticales se elevan hasta una cumbre llana que contiene las ruinas de una civilización antigua. Parece ser que esta roca ha sido habitada desde la prehistoria. La teoría histórica más aceptada sobre este lugar es que la formación rocosa acogió a la realeza y tuvo un uso militar durante el reinado del rey Kassapa (477-495 d.c.) El rey buscaba una nueva residencia imposible de asaltar después de derrocar y asesinar a su propio padre el rey Dhatusena de Anuradhapura. Más historia sobre Sigiriya.

Según los últimos resultados arqueológicos plantean que no fue un palacio fortaleza sino un monasterio y centro religioso.

Conviene por el calor subir a primera hora de la mañana. Abren a las 7:00 horas. En la Lonely Planet pone a las 8:30 horas pero está mal.

Lo primero que vemos son los Jardines Reales: Jardines Acuáticos, Jardines de Piedra y Jardines en Terraza. Curioso pero está en estado bastante ruinoso.

A partir de estos últimos empiezan las escaleras, primero unas de piedra y luego una escalera de caracol metálica. La vista desde el inicio hacia arriba impresiona. Si se tiene vértigo puede costar la bajada.

Una vez arriba llegamos a un pequeño corredor donde hay unos frescos en las paredes. Vemos unas mujeres con cintura de avispa y grandes pechos que se supone representan apsaras (ninfas celestiales) o las concubinas del rey Kassapa. Las pinturas están en muy buen estado y conservan sus colores. No se sabe la fecha en que fueron pintadas.

Bajamos por la escalera de caracol continuamos por la pared de la roca protegidos del abismo por una pared de 3 metros de altura.

Después hay que seguir subiendo por más escaleras hasta llegar a una plataforma donde está la roca del león. Hubo un tiempo (siglo V) en que había un colosal león de ladrillo, hoy solo quedan las zarpas y los primeros escalones, y en el medio arranca la escalera que llega hasta la cumbre.

Hoy se sube hasta la cumbre por una escalinata metálica un poco aérea. Hemos tardado cerca de 2 horas en subir desde la entrada, disfrutando de todo tranquilamente.

La espectacular cumbre tiene 1,6 ha. En su día aquí estuvo la fortaleza del rey, hoy solo vemos los cimientos de los edificios. Hay una especie de piscina que seguramente sería un depósito de agua.

Las vistas hacia los 4 puntos cardinales son bonitas, nos parece impresionante la cantidad de vegetación que hay por todas partes, pero no solo aquí, pues es así todo el país.

Enfrente vemos la Roca de Pidurangala. Es una roca que está a un kilómetro y a la que hay gente que sube en vez de a esta. Las vistas son similares y encima se ve desde ella la Roca de Sigiriya y solo cuesta 250 LKR. Nosotros no subimos.

El calor es insoportable y al gente busca las pocas sombras que hay. Después de un buen rato de disfrutar de todo empezamos a bajar. Hay bastante atasco así que viendo que por donde se sube no hay nadie bajamos rápido adelantando a mucha gente.

Upol nos espera en el parking turístico y hay carteles que indican el camino. Bastante abajo pasamos por la Capucha de la Cobra que no es más que un saliente de roca que se asemeja a este reptil.

Llegamos a bajo y compramos agua pues estamos deshidratados. TIPS: No olvidarse de subir agua pues no venden en ningún sitio. Tener cuidado con las avispas, hay carteles en varios lugares, aunque nosotros no hemos visto.

Siguiente destino Dambulla, le decimos a Upol que queremos hacer una parada por el camino para tomar algo tranquilamente y descansar un poco. Lo hacemos en el New Sigiri Restaurants, que esta al poco de salir de Sigiriya. Tomamos cerveza Lion (450 LKR) y cocacola (220 LKR). Esta última muy cara, lo normal es entre 70 y 100 LKR.

DAMBULLA:

Tardamos en llegar media hora desde Sigiriya. Aquí lo más importante para ver es el Templo Real de la Roca de Dambulla, Patrimonio de la Humanidad desde 1.991. Lo primero que vemos es un gran Buda de cemento al estilo Disney. La oficina para comprar los tickets esta a la izquierda, no olvidarse comprarlos porque si no toca bajar desde arriba, ya que es allí donde los piden y hay que subir bastantes escaleras hasta llegar. Como les gusta a esta gente hacerlo todo en los altos y llenar todo de miles de escaleras.

Poco a poco vamos subiendo bajo un calor tremendo, la última parte se hace por sombra lo cual se agradece y mucho. Se tarda unos 20 minutos y vemos monos por todas partes.

Al llegar arriba hay que descalzarse, si dejas los zapatos al hombre hay que pagar 25 LKR por cada par. El suelo quema así que vamos rapiditos hasta la entrada, nos sellan los tickets y entramos. Hay 5 cuevas separadas con más de 1.500 estatuas y pinturas de Buda. Una de las manifestaciones religiosas más importantes de Sri Lanka. Las primeras imágenes son de hace unos 2.000 años y con el paso del tiempo los distintos reyes fueron contribuyendo a esta obra de arte. Se supone que Dambulla fue lugar de culto desde el siglo I a.c.

En la primera cueva, Devaraja Viharaya, hay un Buda reclinado de 15 metros de longitud.

En la segunda, Maharaja Viharaya, es la más espectacular y la más grande. Hay muchas estatuas de Buda, pero lo que más nos llama la atención es que todo el techo y paredes están decorados.

La tercera, Maha Alut Viharaya, es también grande y con mucha decoración en sus techos. Hay un Buda reclinado.

En la cuarta, Pachima Viharaya, es pequeña y nos parece poco atractiva.

Y la quinta y última, Devana Alut Viharaya, es la más reciente.

Fuera de las cuevas hay un pequeño estanque con nenúfares y en el vemos una iguana.

Bajamos tranquilamente, vemos a lo lejos la roca de Sigiriya.

Tras comprar agua toca ir a comer que va siendo hora. Miramos en la Lonely y decidimos ir al Bentota Restaurant, cerca de la torre del reloj. Tienen aire acondicionado cosa que con la que cae se agradece para bajar la temperatura corporal. Platos sobre 500 LKR de media, lassi (yogurt de frutas típico de India que está buenísimo) 250 LKR y refrescos 100 LKR. No hay wifi. Recomendable.

Después de comer nos vamos al siguiente destino donde haremos noche Polonnaruwa, donde se encuentra la tercera ciudad imperial del Triángulo Cultural de Sri Lanka. Tardamos 2 horas en llegar y vamos al Jayaru Guest House (viene en la Lonely). Nos cobran 2.000 LKR por cada habitación doble con ventilador, mosquiteras, wifi gratis y baño dentro. Las habitaciones están limpias y está situado en un sitio tranquilo. Desayuno 300 LKR por persona.

Al poco de llegar empieza una tormenta que refresca durante un rato el ambiente. Cuando escampa nos vamos a buscar un sitio para cenar. Lo hacemos en la calle principal en el Dineth Restaurant. Es un restaurante de comida local, tienen menú en ingles aunque fuera está todo en cingalés. Nos pedimos unas samosas vegetales (especie de croquetas) y unos rotis vegetales unos y con huevo otros. Una botella de zumo de mango y otra de zumo de Woodapple (fruto de un árbol llamado Limonia acidissima), huele fatal aunque el sabor no está mal, pero no nos gusta demasiado. Pagamos por toda la cena 1140 LKR.

Cuando volvemos a la guest house subimos a la vivienda de los dueños que nos habían dicho que iban a tocarnos música cingalesa. Y ahí nos encontramos los 4 sentados en unas sillas, enfrente el padre tocando un bongo y el hijo la guitarra. Después deriva en que ponen karaoke e Iñaki se arranca a cantar algunas canciones de Los Beatles y Lennon (es el único de nosotros que da un paso adelante, jeje). Pasamos un rato agradable.

Saludos viajeros


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