Voy a compartir con vosotros un momento íntimo.
Cuando digo íntimo me refiero a íntimo en plan cosas que se hacen en la intimidad, mejor dicho, se hacían antes de ser padre o madre.
Pero no tanto ese momento en sí -que digo yo que su interés mediático no debe ser muy allá, las cosas como son-, sino lo que ha traído como anécdota posterior.
Porque hacer pipí y comprensión en Autismo hoy han venido cogiditos de la mano...
Os explico para que me entendáis...
Hoy Rodrigo no ha ido al colegio. Tenía unos calambres intestinales brutales y malestar, así que hemos preferido que se quedase en casa para poder afrontar la jornada escolar mañana al 100%. Nada que no se solucione.
El caso es que, estando en casa él, sin más adultos que supervisen o niños que lo entretengan, lo de buscar un momento de paz en el cuarto de baño es cuanto menos misión imposible.
Total, que me disponía yo, como cualquier ser humano de pro, a hacer un pis (o miccionar para no herir sensibilidades) cuando él, todo ufano y sonriente, se ha venido detrás llamando mi atención.
Y ahi estábamos los dos, yo en faena y el de pie dando grititos y haciendo un gesto suyo con las manos que viene a decir algo así como "déjalo ya y ven"
- Rodri, espera que no he terminado.
Y seguía.
- ¿Que vaya contigo?
Y me seguía invitando con sus sonidos
En ese momento, ha cogido mi mano y la ha dirigido al papel higiénico.
- ¿Que quieres que acabe y me limpie???
A lo que él se ha crecido sonriendo más, haciendo más aspavientos con las manos y llevándose la mano al pañal mientras me miraba y miraba el papel.
- Espera, ¿quieres que me limpie el culete?
Y entonces los dos hemos estallado en una carcajada. Ni que decir tiene que -tras lavarme las manos, faltaría más- lo he cogido en volandas y lo he espachurrado a besos.
Porque la alegría de ese momento de descubrimiento comunicacional ha sido indescriptible.
Ni os imagináis la cantidad de procesos mentales implicados en esa breve conversación que hemos mantenido -sí, conversación escatológica aunque no hubiera palabras-.
Ese esfuerzo cognitivo que ha dado por fin salida en una serie de gestos intencionados...
Y por un instante la ilusión ha vuelto, al ver esos progresos que se hacen tanto de rogar.
Así que sí, he creído necesario compartir ese momento de intimidad, dejando pudores fuera, porque ha sido un regalo.Qué digo regalo, regalazo...