El pasado 12 de noviembre, en un artículo publicado en El Republicano Digital y Rambla Libre, me referí a unas declaraciones de la perturbada miembro del Partido Demócrata Ocasio Cortés y de otras significadas compañeras feminazis que abogaban por comenzar a crear listas negras con los nombres de quienes hubieran sido partidarios y colaboradores de Donald Trump durante los pasados años; y añadí por eso que Stalin seguía vivo y que militaba en el Partido Demócrata de los Estados Unidos. Si mal no recuerdo, recibí cinco mensajes, uno por whatsapp y 4 por messenger de Facebook, que me tildaban de exagerado por comparar los métodos de Stalin con lo que promueve el ala ultraizquierdista que ha tomado el poder del partido en la última década. Estuve a punto de contestarles aquello de que no hay peor ciego que quien no quiere ver, pero consideré más práctico esperar a que los acontecimientos dieran y quitaran razones en lugar de sostener un debate contra cinco personas que no conduciría a nada. Han transcurrido cuatro intensos días desde aquél artículo. Me consta que quienes me enviaron los mensajes son seguidores habituales del programa La Voz, y hacen bien en elegir a uno de los escasos medios en español en los que se puede confiar hoy día. Seguramente, si atienden a lo que explica César Vidal en su editorial del día 16, se convencerán más fácilmente de la realidad. Por mi parte, me reafirmo en lo que escribí ese día. Stalin vive y milita en el Partido Demócrata de los Estados Unidos.
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