Revista Cultura y Ocio
Esto de madrugar es una auténtica pena. Finalmente y tras arduas persecuciones, conseguí un par de invitaciones para el Premio Donostia 2009. Francamente andaba yo emocionada, teniendo en cuenta que es bastante complicado y que encima, pensaba que como en años anteriores, se entregaría en viernes, fecha para la que yo me encontraría en la tierra del bable. Así que, teniendo en cuenta que se presentaba en esta misma gala la película "Yo, también", con Lola Dueñas como protagonista, nos dispusimos a disfrutar de un prometedor espectáculo dentro de ese cubo llamado Kursaal. El problema es que, levantándose una como se levanta a las 6.30 de la mañana, la opción de quedarnos a ver la película se hizo cuesta arriba a partir de las 10 y media y se fué disipando en nuestras mentes. Conclusión: que me quedé sin ver esa historia, supongo tierna, sobre el amor para las personas especiales. Una pena la verdad, así que me prometo verla más adelante, en horarios menos intempestivos. Pero lo que sí que disfruté fue la entrega del premio. Un entrañable Ian McKellen que puso a toda la sala en pié, bajando a toda velocidad las escaleras que conducen al escenario, enfundado en una txapela y metiéndose a todo el público en el bolsillo al saludar con un "Buenas noches - Gabon". Parece mentira que un actor de teatro tan competente y de cine tan coherente, haya sucumbido en las garras de Ratner o Singer eso sí, dándole el único punto de credibilidad posible a la saga absurda de los X-Men. De Jackson no voy a hablar que ya sabéis que su señor con anillos me gusta bastante. Me pregunto como se puede saltar de Shakespeare a Stan Lee y no volverse loco en el intento. Cotilleos: -Pilar López de Ayala estaba allí, con su Russian Red lipstick y su blancura sin rotura en el rostro, como siempre. Más mona que en otras galas. -José Mª Pou sigue siendo igual de chapas que siempre. Su homenaje, de discurso interminable, parecía más un autobombo a sí mismo que un sincero reconocimiento a McKellen. -Sentado a nuestro lado había un tío que perfectamente se había metido tres pirulas, 4 porros, 5 rayas, y 3 spacecakes... qué pasada lo mal que iba. -Edurne Ormazabal iba ideal con su vestido largo negro hasta los pies, no como en la inauguración de este mismo año.
McKellen prometió volver. Aquí le esperaremos.