Después de meses avisando de que podría rebajar los bonos del Tesoro de Estados Unidos de la condición triple AAA, Standard & Poors lo hizo y rebajó la calidad de los bonos a AA+, un escalón más abajo. Con esto, el bono del Tesoro de Estados Unidos, el activo seguro por excelencia, ha dejado de ser sólido como una roca por primera vez en 70 años. La calificación AA+, aunque es bastante segura, deja a Estados Unidos un escalón por debajo de Liechtenstein. Lo que puede venir ahora es un aumento en las tasas de interés para el Tesoro, los hogares y las empresas, lo que podría devastar aún más a la débil economía estadounidense. Esta rebaja podría provocar una crisis financiera similar o peor a la que hundió a la economía mundial en 2008.
Lo único que salva a Estados Unidos es que la situación de Europa está igual o más grave, y Liechtenstein no es precisamente un país para salvarla. La crisis del euro demuestra que las monedas a ambos lados del Atlántico norte son la real calamidad y que en sus ataques mutuos no hacen más que autodestruirse y adelantar el colapso del actual sistema financiero. Como ha señalado Standard & Poors esta es sólo la primera de las rebajas para Estados Unidos.
Lo insólito del caso es que Standard & Poors se erige como juez y verdugo del mismo sistema que promovió y de la crisis que desató cuando a los millones de activos tóxicos les dió la calificación triple A, la mejor del sistema. Tal como hizo Pilatos, Standard & Poors se lava las manos y castiga al sistema de una crisis que ayudó a instalar. ¿Puede ser una bendición todo esto? Tal vez, si consideramos que el desplome global puede precipitarse más rápido y el sistema puede entrar en un estado de coma profundo.Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización