Editorial: Destino
Número de páginas: 272
Saga: Starters #1
Precio: 16,95 €
Sinopsis: Tras la guerra de las esporas, sólo quedan dos tipos de personas: los starters, niños y adolescentes; y los enders, ancianos. La ciencia permite que los enders vivan hasta los 200 años, pero algunos quieren rememorar su juventud y la empresa Destinos de Plenitud les permitirá alquilarles el cuerpo a los starters, a cambio de una bonificación económica. Callie se prestará a ello, pero pronto descubrirá que tras esa aparentemente afable e inocente empresa se esconde algo muy turbio.
No quería terminar el mes distópico sin reseñar una novela juvenil, ahora que están tan de moda las distopías juveniles. Escogí concretamente esta porque le tenía muchas ganas y al final, han sido un fiasco tremendo. La narración es sencilla, descriptiva, en primera persona del pasado. No hay grandes artificios, ni descripciones deliciosas, es simplemente una narración y ya está, algo que cualquiera con un poquito de maña podría hacer. La trama evoluciona de una forma rara. Creo que se han abarcado demasiadas cosas diferentes, aunque la autora pretenda que es todo de lo mismo, y al final, quien mucho abarca poco aprieta. La trama se va diluyendo, está llena de Deus ex machina, un recurso que en las antiguas obras grecolatinas estaba muy bien pero que en las novelas actuales no me gusta un pelo. Hay cosas que pasan un poco porque sí, bien para hacer avanzar la trama (cuando ésta debería avanzar de forma natural) o bien para dar pena al lector. No quiero ahondar en detalles pero hay alguna parte que me ha parecido tremendamente forzada en ese sentido.
Lissa Price
No he conseguido empatizar con ningún personaje. Es más, no me parecen creíbles. Ni Callie, que es la voz que nos narra la historia, ni la gente de Destinos de Plenitud, ni su hermano… Nadie. Sí, ella te asegura que son de una determinada manera, pero, ¿las pruebas? Personalmente, no me creo a un personaje sólo porque me diga “pues soy valiente”, demuéstralo y me lo creeré. Me han parecido planos no, lo siguiente. Y el forzadísimo triángulo amoroso (¿cuadrado?), que ya sale hasta en la sopa. Honestamente, a esta historia no le pegaba, podría haber sido igual de difícil con un solo chico, y habría ganado puntos. Algo así me pasa con los diálogos, que no son nada creíbles. Callie se despierta durante el alquiler de su cuerpo y se hace pasar por su arrendataria, y supuestamente, los enders y los starters hablan diferente… No sé si se habrá perdido en la traducción, pero eso es una de las muchas cosas que se dicen pero que no se muestran en el libro. No hay diferencia en las palabras que utiliza un ender con las de un starter. La parte distópica es floja, muy floja. Ha habido una guerra y los adultos han muerto en ella, por eso, los adolescentes que no tengan abuelos que cuiden de ellos, malviven en las calles o son internados en centros que son peores que el infierno. ¿Por qué son tan malos? Pues porque Callie lo dice… Me ha faltado fondo y forma en este libro. Fondo, por la historia que cuenta, que no sabe llevar una trama de acción, que se pierde en detalles insignificantes y que, por si fuera poco, se termina precipitando y cayendo en un final forzadísimo. Forma porque está escrito de forma bastante mediocre. En definitiva, una novela distópica juvenil que se ha subido a la moda que hay ahora, que vende tanto, y que está pervirtiendo el género. Absolutamente prescindible, y totalmente olvidable. No es terrible leerla, entretiene, pero no va a dejar ninguna huella en mi existencia lectora. ¡¡Visita mi blog y déjame un comentario!!