En la radio, están entrevistando a dos científicos españoles que trabajan en la NASA. Se les preguntaba por los mitos (¿ La sala de control del Apolo es como la de la peli?), por la forma en la que se vive y se trabaja . Explican que hay flexibilidad presencial, que se trabaja por objetivos (y que en su cumplimiento sí son rígidos), que les ha sorprendido la humildad de los “sabios” que interactúan con naturalidad con el equipo. Entonces llega una de las preguntas más típicas: De pequeño, ¿Querías ser astronauta?
Uno es astrofísico y el otro ingeniero de motores aeronáuticos. Los dos, responden algo similar. Que no, que ser astronauta tiene una parte de coraje, sacrificio, peligro…Que no. Espacios muy pequeños, tareas y estudios científicos repetitivitos y aburridos, soledad. Efectos físicos en el organismo de los que aún se sabe poco. Lo único que tiene de bueno, es la impresionante vista de nuestro planeta, pero… es un viaje de unos días-dicen-, no de 200… Comentan que los viajes turísticos espaciales estarán pronto en nuestras vidas …. Branson, de Virgin y Bezos de Amazon, ya se pasean por la NASA…
El astronauta que ilustra este post es Scott Kelly , que lleva más de 296 días en La Estación Espacial Internacional, y ha conseguido hacer florecer una preciosa zinnia en el espacio. Ahora va a por los tomates…
Y mientras hago esta foto de la luna, pienso en Scott…Por allí arriba…
Desde mi pequeño espacio del planeta, lo saludo…
“Las extensas permanencias en condiciones de ingravidez permiten evaluar medidas a adoptar para largo emprendimientos de futuro, en tanto la situación implica que el cuerpo humano experimente pérdida de masa ósea y muscular, efectos adversos en la visión, en el sistema inmune, en los volúmenes de sangre en el cuerpo, además de alterar las funciones cardíacas, los ciclos circadianos, las aptitudes psicológicas, y otros.”
NB : Y lo seguiré en Twitter( @StationCDRKelly )