Revista Música
No puedo negar mi admiración por los discos del germano Stephan Mathieu, sus discos crean en mi mente una sensación de artesanía y candidez bastante especial. Hay como cierto símbolo de artesanía en la manipulación de los sonidos. Para "A Static Place" decide recrearse durante una hora ,dividida en 5 fragmentos, en parajes meditabundos y reflexivos, pacientes y cálidos, como si los sonidos que encierra fueran poseedores de una memoria ancestral como suele ocurrir con Philip Jeck.Esto se debe a que el recorrido de estos sonidos proviene del período de 1928-1932 , donde recoge algunas grabaciones de discos a 78rpm. Sonidos de grabaciones ancestrales que se captaban por una instalación donde utilizaba HMV Model 102 gramophones y el sonido captado a través de los micrófonos iba a parar a su ordenador(la explicación). Al final, la fuente original pasa por un proceso por el cual queda completamente desdibujada y transformada, cual principio de la termodinámica. La nueva obra de Mathieu, va un paso más allá de "Radioland" (Die Schatel,2008) y avanza hacia una emotividad cristalina, como convertir la oscuridad de Bohren & Der Club of Gore en "Dawn" en auténtico reflejo polvoriento.El cuerpo titular de "A Static Place" se divide en dos partes y cubre la mitad del album y te conduce entre lo fantasmagórico y lo luminoso,hasta dejarte completamente satisfecho de haber escogido pasar el tiempo en su compañía. La verdad es que hay muchos artistas en estos parámetros ambient donde elegir,pero uno de los que siempre siento interés , es por el señor Mathieu. Falta escuchar, el segundo trabajo "Remain" para Line.De momento, Taylor Deupree puede estar satisfecho del disco que ha publicado en su sello.