
Y nos vamos a ir metiendo un poco en lo que es el pop progresivo, o rock pop progresivo, o synt prog, o algo por el estilo... ¿Y qué mejor que comenzar con Stereolab?. Esa hipnótica agrupación de los 90s que dio un pequeño cimbronazo en el mundo del mainstream con algo inclasificable para la época. Sobretodo debemos prestar atención a éste, su primer álbum de estudio en 15 años, que revitaliza su sonido retrofuturista con grooves motorik, sintetizadores vintage y letras marxistas, con 13 temas que fusionan el krautrock, el funk psicodélico y el pop experimental, manteniendo la esencia de los 90 pero con toques más orgánicos y actuales, combinando ritmos hipnóticos a lo Neu!, jazz soleado que vira a funk con un drum-machine, toques de drum’n’bass y riffs de teclados vivaces que se suman a efectos psicodélicos, beats mecánicos y voces armónicas que crean un paisaje cerebral ideal para enchufarse los auriculares para que se te derrita el poco cerebro que te queda, disfrutando esas guitarras y esos metales bailongos que aportan esa calidez orgánica que bien podría disfrutarse a lo grande en este fin de año tan inquietante como escabroso, pero donde la música (y sobretodo la de este calibre) te van a ayudar a pasar el mal trago y la sidra barata. He aquí una joya indietrónica neo-psicodélica para la era actual.
Artista: Stereolab
Álbum: Instant Holograms on Metal Film
Año: 2025
Género: Crossover Prog
Duración: 59:40
Referencia: Discogs
Nacionalidad: Inglaterra

Un disco que tiene de todo para mover las tabas, pero que nunca deja de ser música interesante e inteligente, y por algo está seleccionada como uno de los mejores discos del año por los muchachos de Progarchives, así que abróchense los cinturones ante este jam propulsivo de sintetizadores krautrock, coon el decidido pulso progresivo combinado con repeticiones maquinísticas y sutiles cambios, mezcla funk trippy donde los bleeps recurrentes actúan como leitmotiv desde la apertura del disco.
Un trabajo que destaca, entre otras cosas, por su eclecticismo, su profundidad intelectual y frescura pese a ser una fórmula conocida.Quince años después Stereolab regresa y lanza Instant Holograms on Metal FilmHay regresos que realmente deben celebrarse. Este es el caso. Quince años después de su último álbum de estudio, Stereolab no vuelve porque nunca se fue realmente. “Instant Holograms on Metal Film” no es una reedición de estilo ni un gesto nostálgico. Es una autenticidad sostenida.
Formados en Londres a comienzos de los ‘90, Stereolab nació del encuentro entre Tim Gane (ex integrante de McCarthy, banda marxista-pop de culto) y Laetitia Sadier, cuya voz y pluma darían al proyecto su identidad más perdurable. Desde el principio, el Groop fue una anomalía: ni del todo indie, ni del todo experimental, ni del todo pop. Su paleta incluía krautrock, bossa nova, easy listening, ruido analógico, loops con vocación de infinito, y una ideología clara que nunca necesitó de panfletos. En lugar de adscribirse a una escena, Stereolab inventó una. A lo largo de más de una década, con discos como “Transient Random-Noise Bursts With Announcements” (1993), “Emperor Tomato Ketchup” (1996) y “Dots and Loops” (1997), lograron lo que pocas bandas: sonar como ellos mismos incluso cuando se transformaban. El golpe más duro fue la muerte de Mary Hansen en 2002, co-vocalista y parte esencial del tejido melódico del grupo. Desde entonces, el proyecto se replegó lentamente hasta entrar en pausa tras “Not Music” (2010). El regreso era improbable. Y sin embargo, acá están.
Pero “Instant Holograms on Metal Film” no es un homenaje a su propio archivo. Tampoco una reacción al presente. Se mueve en otra lógica, una donde cada capa sonora se comporta como una variación, no como una cita. No hay intención de épica ni maniobra de regreso. El álbum avanza con paciencia.. Mucho se ha dicho de la frialdad intelectual de Stereolab, como si la densidad teórica y las referencias a Deleuze o a la situación del sujeto en el capitalismo tardío y al colapso del discurso, anulara cualquier efecto. Pero este nuevo lanzamiento desarma ese prejuicio con elegancia. Es un disco cálido al final del día.
La alineación actual, Sadier, Gane, Andy Ramsay, Joe Watson y Xavi Muñoz, suena ensamblada sin rigidez. Las colaboraciones suman textura sin buscar protagonismo. Están Marie Merlet (Monade), Ben LaMar Gay, Molly Hansen Read, Cooper Crain (Bitchin Bajas). Pero nadie brilla por encima del todo. Hay una horizontalidad sónica que recuerda a los mejores momentos de “Sound-Dust”, donde cada parte actúa como sistema más que como adorno.
Hay algo extraño y hermoso en escuchar un disco nuevo de Stereolab en 2025. No porque se sienta actual, sino porque nunca dejó de serlo. No es que “el mundo los alcanzó”. Es que ellos nunca dejaron de moverse por debajo. Como una capa geológica que, de vez en cuando, se agita y vuelve a asomar.
Las letras, fieles al proyecto, no apelan a la indignación ni al cinismo. Son observaciones lúcidas, desencantadas, a veces espirituales. “I’m the creator of this reality / not the joker who pretends a god to be” canta Sadier, no como declaración de poder, sino como gesto de autonomía.
Desde la apertura con “Mystical Plosives”, un fragmento de arpegios y electrónica burbujeante que recuerda a un televisor sin señal, el álbum establece su código: la máquina nunca se apagó, solo bajó el volumen. “Aerial Troubles” ofrece la primera línea cantada: “The numbing is not working anymore”. No es un eslogan ni una consigna. Es un síntoma.
“Melodie Is a Wound” condensa muchas de sus obsesiones: crítica mediática, repetición que muta, disonancia controlada. Sadier canta como si estuviera en medio de un simposio filosófico: “The war economy is inviolable (…)”, y la frase no se desploma porque el beat la sostiene con elegancia. Luego viene el desborde: glitches, saxos, loops superpuestos. El tema parece implosionar sin que se note del todo.
“Immortal Hands” se permite una especie de transición: empieza en modo paseo y desemboca en un funk de biblioteca psicodélica, entre flautas, sintetizadores húmedos y un groove de los que no necesitan explotar para dejar marca. “Electrified Teenybop!” es un torbellino kraut que parece diseñado para desorientar. Y “Vermona F Transistor”, con sus metales setenteros y su letra mística-antirreligiosa, es la versión más sofisticada de la herejía pop que Stereolab viene ensayando desde siempre.
Las canciones no buscan complacer. Tampoco incomodar. Fluyen con la lógica de un rizoma: ramificadas, persistentes, elásticas. “Flashes from Everywhere” y “If You Remember I Forgot How to Dream” refuerzan esa cualidad casi meditativa, donde la estructura no se impone, se desliza. Todo se repite, pero nada se estanca.
A lo largo del disco, hay momentos menos ostensibles que operan como bisagras del recorrido. “Transmuted Matter” despliega un trabajo bajo interesante que podría pasar desapercibido si no fuera porque altera la temperatura del álbum en silencio. “Colour Television” retoma el pulso, pero lo desvía con capas de percusión blanda que erosionan la repetición desde dentro. “Le Couer et la force” tiene un tono más optimista y melódico que no necesariamente destaca, aunque presenta una hermosa armonía de voces. “Esemplastic creeping eruption” también continúa en esa línea más desapercibida con un ritmo rockero de varias capas sonoras y progresiones electrónicas que recuerdan a films de sci-fi.
¿Es este el mejor disco de Stereolab? ¿Tiene sentido esa pregunta? Su catálogo no funciona en términos de superación, sino de acumulación. Este álbum no compite con su historia: la amplía. La estira. Le da otra vuelta. No para cerrar nada, sino para seguir abriendo.
Stereolab insiste con un modelo que exige atención, pero que compensa con algo poco frecuente: profundidad sin grandilocuencia. No hay épica en este retorno, ni consagración tardía. Lo que hay es un pulso constante que insiste en no adaptarse. Stereolab sigue siendo una excepción. Un grupo que hace música para habitar y que invita a seguir pensando mientras bailamos.
Mi recomendación es que lo escuches, y para eso el siguiente video, y es lo menos que podés hacer, no?...
Este es otro de esos discos donde hay mucha gente opinando sobre él, ya sea bueno o malo, pero que no deja a nadie indiferente... Vamos entonces con un par de comentarios más, mientras que encontrarás un montón si googleas un poquitito, nomás...Tengo que empezar esta entrada diciendo que nunca he sido muy fan de Stereolab. Sí que me flipan algunas canciones suyas, pero sus discos completos siempre se me han hecho un poco bola. Incluso me cuesta terminar el aclamado ‘Emperor Tomato Ketchup’. Esto no significa que no sepa reconocer lo que han significado para el mundo de la música. Su propuesta fue todo un soplo de aire fresco en mitad de ese britpop lleno de nabos egocéntricos. Ya no solo por su sonido, también por unas letras que viraban hacia proclamas izquierdistas. Algo que, en aquellos años, era toda una anomalía. Además, seria absurdo no reconocer su influencia, porque la lista de artistas y bandas que han copiado su sonido es interminable. Así que me enfrento a su primer disco en quince años con ganas, pero también con algo de cautela.
No lo tenían fácil Stereolab con este ‘Instant Holograms On Metal Film’. Una de las cosas más complicadas al ser una banda tan influyente es que tienes que tratar de superar a las decenas de artistas que han fusilado tu sonido durante años. Y no sería la primera banda que ha vuelto tras mucho tiempo con un trabajo que termina sonando peor que lo que han hecho sus imitadores. Afortunadamente, no es así. Lo nuevo de la banda londinense sigue contando con los mismos ingredientes de siempre. Es decir, tenemos los teclados vintage, los ritmos cercanos al kraut, su influencia del easy listening, y la reconocible voz de Lætitia Sadier. La cual, como no podía ser de otra manera, va intercalando el inglés y el francés a lo largo de todo el disco. Lo increíble es que suenan bastante actuales sin dejar de lado sus señas de identidad.
Lo primero que escuchamos en ‘Instant Holograms On Metal Film’ es un arpegio de sintetizadores vintage que sirve como introducción a este viaje que nos proponen Stereolab. Y hay que decir que la siguiente parada es un acierto total. “Aerial Troubles” es uno de esos clásicos temas de la banda londinense en el que dan con un pop que se arropa en un monótono, pero absolutamente delicioso, ritmo kraut. A lo que hay que sumar el juego de voces que nos ofrecen Sadier y la corista Marie Merlet. Y en esas siguen en “Melodie Is a Wound”, en la que exploran esta faceta durante más de siete minutos en los, ojo, también se dejan llevar por la experimentación. O en la estupenda y más pop “Vermona F Transistor”. Además de en esa “Esemplastic Creeping Eruption” donde añaden un poco más de suciedad a sus guitarras.
Cada canción de este ‘Instant Holograms On Metal Film’ es un mundo y todo un collage sonoro en el que puede pasar de todo. Ahí tenemos “Immortal Hands”, que empieza metida de lleno en una delicadeza casi jazz, y termina en una mezcla de soul y easy listening, que es una pasada. Un sonido que también protagoniza “Transmuted Matter” y “Colour Television”. Y si nos vamos “La Coeur et La Force”, nos encontramos con un tema en el que es inevitable acordarse de la chanson francesa. Eso sí, hay dos temas que me han gustado especialmente. El primero es ese efusivo pop electrónico que aparece en “Electrified Teenybop!”. Aquí rompen con el tono más delicado del disco para entregar un corte que, la verdad, no suena a nada que hayan hecho nunca. Y el segundo es “Flashes From Everywhere”, que me parece una preciosa canción de puro pop.
7.8
Y cerramos este posteo con la siguiente introducción a un disco que ha dado que hablar, y que seguramente dará aún más cuando vos lo escuches y tus neuronas no se pongan de acuerdo entre sí.No lo tenían fácil Stereolab con ‘Instant Holograms On Metal Film’. El grupo londinense se ha convertido en una de las bandas más influyentes de las últimas tres décadas. Y no solo entre artistas independientes, también han recibido elogios de alguna gran estrella que otra –Tyler, The Creator, por ejemplo-. Así que, a la hora de enfrentarse a su primer disco en quince años, tenían dos opciones: o irse a la fácil y copiarse a ellos mismos, y a todos los que han copiado su sonido, o tratar de actualizarlo para traerlo a 2025. Afortunadamente, han optado por la segunda y han dado con una colección de canciones que, sí, suenan mucho a Stereolab, pero que no están ancladas en el pasado. Incluso hay alguna sorpresa que otra a lo largo del álbum.
Una de las cosas más interesantes de ‘Instant Holograms On Metal Film’ es lo variado que puede llegar a ser. Evidentemente, ganan la partida esas canciones en las que un ritmo kraut se adentra en un pop de claro carácter retro. Algo que, como ya sabemos todos, tienen bastante controlado. Y la verdad es que es todo un placer encontrarse con temas como “Aerial Troubles”, donde añaden a la ecuación un juego de voces entre Lætitia Sadier y Marie Merlet. O con “Melodie Is A Wound”, que, a lo largo de sus más de siete minutos, se adentra en unos cuantos caminos diferentes, ya que también vira hacia el easy listening y el pop cálido en su tramo intermedio, pero también hacia la electrónica en su parte final. De hecho, se podría decir que es una canción que resume muy bien el sonido del álbum.
Las canciones de este nuevo trabajo de Stereolab están cargadas de decenas detalles que convierten cada composición en todo un collage sonoro. Todo gracias a unos teclados vintage sirven para crear momentos más delicados y mucho más retro de lo que nos tenían acostumbrados. Ahí tenemos “La Coeur et La Force” y su clara influencia de la chanson francesa de los sesenta. O todos los momentos easy listening que hay a lo largo del álbum y que la banda mezcla con el pop de la mejor forma posible. Es el caso de “Vermona F Transistor”, que también cuenta con un buen chorro de psicodelia. O de buena parte de “Immortal Hands”. Pero también saben cuándo es hora de sonar un poco más sucio y de pisar el pedal de distorsión. Ahí tenemos “Esemplastic Creeping Eruption” y su rollo noventero.
Comentaba más arriba que hay alguna sorpresa que otra. Y con esto me refería a “Electrified Teenybop!”. Este potente instrumental nos trae a unos Stereolab metidos de lleno en un sonido electrónico y abiertamente dance. Aunque eso sí, sin dejar de sonar a ellos mismos, ya que sus teclados vintage siguen haciendo de las suyas a lo largo de toda la canción. También resulta un tanto curiosa “Flashes From Everywhere”, que cuenta con un sonido más convencional que de costumbre. Y luego tenemos las dos partes de “If You Remember I Forgot How to Dream”, que realmente sorprenden porque no tienen nada que ver la una con la otra. La primera parte es un tema de pop bastante animado y juguetón. Sin embargo, la segunda tira más hacia el minimalismo, la melancolía, e incluso la oscuridad. En cualquier caso, es un gran final para el disco.
8.0

Y entonces seguimos presentando, hasta el último día del año, grandes discos del 2025. Y seguiremos presentándolos también el año que viene, que nos quedaron un montón en el tintero.
Lo podés escuchar desde Bandcamp:
https://stereolab.bandcamp.com/album/instant-holograms-on-metal-film
Lista de Temas:
1. Mystical Plosives (0:56)
2. Aerial Troubles (3:21)
3. Melodie Is a Wound (7:37)
4. Immortal Hands (6:25)
5. Vermona F Transistor (4:37)
6. Le coeur et la force (4:21)
7. Electrified Teenybop! (4:17)
8. Transmuted Matter (4:16)
9. Esemplastic Creeping Eruption (6:04)
10. If You Remember I Forgot How to Dream Pt. 1 (3:41)
11. Flashes From Everywhere (5:35)
12. Colour Television (5:33)
13. If You Remember I Forgot How to Dream Pt. 2 (2:57)
Alineación:
- Andy Ramsay / Drums, EMS Synthi, Wasp, Roland Jupiter 4, Electro Harmonix DRM15, Acetone, Soundmaster Latin Percussion, Watford Electronics, Vox Drum Machine, Ranger Snare Trap, TR606, Boss DR110
- Laetitia Sadier / Vocals, Keyboards, Synth, Trombone, Guitar
- Joe Watson / Solina Strings, Vox Jaguar, Hohner Symphonic 30N, RMI 368X Electrapiano, Roland System 100M, Korg MS20, Wurlitzer Piano, Fender Rhodes,Yamaha Portatone, EMS Synthi, Acoustic Piano, Moog Matriarch, Prophet 5, Horner Clavinet, Modular Synth, Wasp, Mellotron
- Xavi Muñoz / Fender Bass VI + Precision Bass
- Tim Gane / Electronic guitar, Acoustic 12 string, Vermona Organ, Roland SH5
Additional instrumentation:
- Cooper Crain / Cwejman SM-1 , Korg MS20, TR 606, Roland Jupiter 4, Oberheim SEM, Roland CR8000, Mellotron , Moog Micromoog, TR 707, General Filtering
- Rob Frye / Saxophone, Woodwinds, Clarinets, Flutes, Bass Clarinet, Electronics
- Ben LaMar Gay / Cornet (4,5,10)
- Ric Elsworth / Percussion, Hand Drums, Marimba, Vibraphone and Glockenspiel
- Holger Zapf / Additional Electronics (4 pt.2) , Ancient Dabbling & Treatments (7)
- Molly Read / Backing vocals (5)
