Una de esas películas con imágenes impactantes y turbadoras, pero previsible hasta el extremo y más aún si te lo dan todo masticado, tratando al espectador como tonto. Este gran problema de guión lastra el conjunto, que logra ser sostenido por la buena interpretación de sus tres protagonistas y las cualidades de Chan-wook Park detrás de la cámara. Destacan sobre el resto la escena del piano cargada de sexualidad, y el montaje entre el bosque y la ducha. Un libreto más elaborado hubiese estado en consonancia con el resto.
Mi Puntuación: 6.8