La instantánea de esta estupenda señora mejora, con diferencia, la ofrecida ayer, del Sr. Echenique, sin querer entrar en temas escabrosos como la “cosificación” de la mujer y otras zarandajas, muy de moda en una actualidad que consigue constantemente prohibir en nombre de la libertad. Libertad, digo, la de la Sra. Daniels que vendió al mejor postor la truculenta historia de sexo -no me parece que de amor- con el presidente Trump, y es que no resulta igual -igual de rentable, quiero decir- intercambiar fluidos con un empresario de éxito que hacerlo con el hombre más poderoso del planeta; sobre todo si el asunto se redujo a dos escasos minutos, en palabras de la actriz. Dos pájaros de un tiro: Mejorar ostensiblemente su cuenta de resultados para el presente ejercicio y cuestionar la hombría de un dirigente americano con nombre de pato. Por cierto, la señora en cuestión parece estar estupenda, en la humilde opinión de quien suscribe, heterosexual convencido, con permiso de quien sea necesario.
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