Os enseñamos y recomendamos sin ninguna duda nuestro alojamiento cerca del lago Myvant.
Una pensión fantástica con todas la comodidades de un gran hotel. Camas super cómodas, los dueños siempre pendientes de que no te falte nada, buena comida y a la vez, una granja de caballos islandeses a los que pudimos incluso dar de comer.
Esta pensión también tiene una pequeña “poza” donde poder bañarse a la hora que quieras al aire libre, viendo un fantástico cielo estrellado como en pocos lugares puedes ver. El agua caliente de la mini piscina viene de un manantial termal y cuando hace mucho frío ya te digo yo que estás mas feliz dentro que fuera del agua.
Y como en todas las pensiones y muchas casas que vimos tienen sus casitas para los elfos y no se enfaden con los dueños de la pensión
Aquí tuvo lugar uno de los sueños que queriamos cumplir al llegar a Islandia, y era ver la Aurora Boreal.
Os contamos un poco más lo que nos ocurrió. Habíamos llegado a la pensión procedentes del norte de Islandia y de ver la catarata de Dettifoss sobre las 6 y media más o menos. Dejamos todo y nos fuimos a una gasolinera a lavar un poco el coche que estaba todo guarrete de barro y para cenar algo. Ya casi era de noche. A veces… no… muchas veces el único restaurante que van a poder encontrar por los pueblos alejados es el que se encuentra en la propia gasolinera y la hamburguesa, las papas fritas y la coca cola son la comida típica del lugar, o por lo menos lo que más se come.
Al volver, ya cerrada la noche, fuimos a la habitación, nos dimos una ducha de agua calentita que supo a gloria y nos pusimos un pijama para dormir calentitos. Justo cuando ya estábamos a punto de apagar la luz alguien nos toca insistentemente en al puerta de la habitación.
Para variar me toca a mi abrir la puerta como si eso fuera a intimidar a nadie pero en fin, me toco a mi. Resulta que me encuentro a un hombre allí chapurreando en inglés algo sobre si queremos ver la aurora boreal… ¡¡Imaginad mi cara!!, en pijama y a punto de irme a dormir y pensando que a buenas horas viene el loco este a proponerme una excursión con el pelete que hacía fuera. Total… que se explica un poco mejor y le entendemos que no es una excursión que apaguemos las luces y salgamos fuera porque hay aurora esa noche.
¡¡WOW!! ¡¡¿¿AURORA??!! …miramos por la ventana y nos encontramos a un montón de “vecinos de habitación” abajo con sus cámaras de fotos mirando al cielo… ¡¡¿¿QUIEN DIJO FRÍO??!! me puse encima el chaquetón y corriendo en pijama con la cámara en la mano como un niño pequeño a ver mi primera aurora boreal.
La primera impresión al llegar abajo fue que el frío te clavaba puñales por todos los lados de la cara y de las manos pero con la ilusión de mirar hacia el cielo y ver esa luz verde que siempre has visto en fotos se pasaba mejor. Yo por más que miraba no veía nada más que una nube blanca muy larga de lado a lado del cielo…(¡¡MENUDA MIERDA!! – pensé yo – o llegue tarde o me estaba tomando el pelo el tipo aquel…) . Entonces una pareja que estaba allí me explicaron que no se ve a simple vista los colores pero que ponga la cámara hacia el cielo y mire lo que saca.
Segundo ¡¡WOOOOW!! . Allí estaba. Aquella nube blanca que se movía como una serpiente por el negro cielo era la aurora. Una bonita aurora verde, lo del color si había leído que dependía de la intensidad y de los gases que atraviesa en ese momento el polvo cósmico, así que a nosotros nos toco una aurora medianita en un cielo cargado de oxígeno… ¡¡Pero que narices!!, era una aurora, nuestra primera aurora.
En ese momento, llegaron Carolina y Silvia un poco más abrigadas que yo y me trajeron el gorro y los guantes porque ya no me sentía ni las orejas, ni las manos.
Sin trípode y a costa del tembleque de las manos pudimos sacar algunas fotos de la aurora. Al final resultó que el hombre que nos avisó era el dueño de la posada, ja, ja, ja que vivía en la casa de al lado y que sin saberlo nos regalo uno de los más bonitos y espectaculares fenómenos naturales que podemos ver.
Por cierto, en lo que estuvimos allí pasando frío sacando fotos aparecieron como unos tres 4×4 negros que se pararon allí mismo y empezaron a sacar un equipo de fotografía brutal para sacar fotos al cielo. Según se fue disipando la nube del cielo con la misma que llegaron, se fueron. Serían algo así como cazadores de auroras supongo.
Retomando el inicio del post, el de nuestro establecimiento. Otra cosa que hicimos al día siguiente por la mañana fue interactuar con los caballos y ¿a qué no saben con quién? Pues con el dueño de la pensión, el mismo que nos aviso la noche anterior para ver la aurora.
Mira que son bonitos y mansos. Le dábamos de comer un poco de pan que nos daba el señor y el canelo se hizo amigo mío
.Nos contó que en verano va mucho turismo, sobretodo alemán, y les gusta hacer excursiones por las cercanías montados a caballo.
Bueno, hasta aquí nuestro relato de hoy. La pensión totalmente recomendable por precio, comida, y sobretodo por la amabilidad de sus dueños, Elin y Sigurdur.Desde aquí y si consiguen traducir todo esto les mandamos un saludo y las gracias por todas las experiencias que tuvimos durante nuestra estancia en Stórulaugar.
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