No es fácil meter el miedito en el cuerpo con un tebeo. La primera mitad de la década de los cincuenta del siglo pasado, cuando las historietas recopiladas en Strange Suspense fueron originalmente publicadas, eran tiempos más sencillos. La gente no estaba acostumbrada a ver a través de las pantallas de televisión de sus casas los horrores a los que tenemos acceso hoy día. Y ni se permitían, ni se celebraban, ni había quien imaginase el catálogo de barbaridades que ahora saludamos con risotadas en un Garth Ennis, pongamos por caso.
Subtitulado Los Archivos de Steve Ditko Vol. 1, tampoco es este todavía el artista que alcanzaría una talla legendaria con su trabajo en Marvel. Es un narrador plenamente formado, sí, pero todavía carente de algunos de los recursos que harían de sus páginas algo mágico. Su trazo es ya inquietante y efectivo, con las dosis justas de expresividad y suciedad. Los inocentes guiones que pone en imágenes, algunos de ellos adaptaciones de cuentos populares con el consabido giro siniestro, han envejecido mal, sin embargo.
Por mucho que el artículo introductorio quiera dejar patente que estos relatos pertenecen a una época anterior al malhadado Comics Code, el efecto impactante que tuvieron hace medio siglo queda ahora amortiguado por un discurso atropellado plagado de clichés mal desarrollados y peor fundamentados. Una limitación derivada de un formato de seis páginas por historieta, que al menos sirve como recordatorio en estos tiempos de narración descomprimida, de que hubo una época en la que un tebeo era algo dinámico y excitante viñeta a viñeta.
El tomo que ha puesto en las librerías la editorial Diábolo es exquisito. Excelentemente presentado y documentado, con un papel acertado y una reproducción fiel de las líneas y los colores que acompañaron tantos sueños y tantas pesadillas de infancia. Hasta huele igual. Y créanme, eso es importante para nuestra memoria lectora. Y es que de memoria se trata, porque Strange Suspense es un lujo destinado a nostálgicos, interesados en la historia del noveno arte y aficionados inquietos. Lo que es todo coleccionista de comics, en definitiva.
Fran G. Lara