Revista Economía

Strauss-Kahn, de la moral de los templos a la de la entrepierna

Publicado el 17 mayo 2011 por Romanas
Strauss-Kahn, de la moral de los templos a la de la entrepierna

¿Existe realmente la moral?Todo el mundo sabe ya que la puñetera palabreja se deriva del latín “mos”, “moris”, que significa costumbre, o sea que la moral es aquella norma que nos dicta la costumbre, de manera que si se pone de moda, es decir, si la gente se acostumbra a asesinar a todos aquellos que, de algún modo, nos estorban esto puede acabar en una auténtica escabechina. Lo digo por el affaire Obama/Osama. Y por lo de Consejo de Seguridad de la Onu y su Asamblea General que pueden autorizar con la boca pequeña que se deje a Gadafi sin fuerza aérea y esto se traduzca al lenguaje común atacando ferozmente una de sus viviendas y matando a uno de sus hijos y a varios de sus nietos lo que no sólo no es un crimen de lesa humanidad sino algo muy favorable para la salud de la república o sea ¿la de quién?, porque la Corte Penal Internacional, en la que ahora trabaja Garzón, que no es apto por su talante prevaricador para hacerlo en su propio juzgado, ha decidido procesar criminalmente al beduino, seguramente para justificar “a posteriori” el asesinato legal de su hijo y sus nietos, mientras Bush, Aznar y Blair andan libremente por el mundo, a pesar de todo lo que sucedió y sigue sucediendo en Irak.O sea que matar al que se nos antoje puede convertirse, a lo peor se ha convertido ya, en la más sana de las costumbres y, como ésta es admitida como fuente de Derecho, resulta que ya es de Ley, o sea de Derecho, matar a todo el que se te ocurra sin otra excusa que 15 miembros de un maldito Consejo de Inseguridad, porque con un Consejo así nadie puede tener seguridad en nada, te autoricen para darte una vuelta por el Norte de Africa.Pero yo quería escribir hoy sobre lo que está sucediendo con la moral individual. ¿Qué es moral y qué es inmoral? Antes, lo que era moral nos lo decían los curas subidos cada uno en el púlpito de su iglesia.Pero ahora los curas se han retirado de los púlpitos para que no los apedreen sus propios feligreses injustamente escandalizados porque aquéllos se dedican ahora al arte de la pederastia que, como todo el mundo sabe, es el de amar demasiado a los niños, por aquello de que los dejaran acercarse a ellos.Pero ahora el asunto de la entrepierna se ha abandonado en manos de los políticos.Hay políticos buenos y políticos malos. Los buenos son todos aquellos que están de acuerdo con lo que dice Obama y su Santa Madre Iglesia, o sea, la Reserva Federal, el Fondo Monetario Internacional y la puñetera Wall Street.Si tú, a todo lo que sale de allí dices “Amén”, eres el mejor de los economistas del mundo, pero si tú pones en duda o tan siquiera analizas lo que dicen estos organismos sacrosantos no sólo eres un hereje sino también un individuo tan peligroso que hay que acabar contigo rápidamente.Esto es lo que, a lo peor, ha sucedido con Strauss-Kahn, el Gerente del  Fondo Monetario Internacional, que se había atrevido a propugnar, dentro de dicho organismo, tesis que ponían en discusión la doctrina económica ultracapitalista, ultraliberal neocons.La reacción conservadora no se ha hecho esperar: a este perturbinto  especimen de la economía que, por cierto, era la gran esperanza blanca del partido socialista francés para las próximas elecciones presidenciales, tal como sucediera con ese otro revoltoso individuo, alma de Wikileaks, el tal Assange, no han tardado ni un minuto en encontrarle el mismo fallo que a éste, la entrepierna, en realidad, como todo el mundo sabe, si bien se mira, todos escondemos un turbio asunto cerca de nuestra bragueta, por lo que sólo se trata de mirar bien y encontrarlo o, si no, se inventa, qué más da.Parece, por lo tanto, que, en lugar de ante la gran esperanza roja de una sedicente economía de izquierdas, nos hallamos en presencia de un simple enfermo mental, un bipolar que, como todo el mundo sabe, sufren una irresistible tendencia que les impide mantener la abstinencia sexual más de un par de horas, lo que los transforma en unos individuos tan peligrosos que donde mejor pueden estar es en la cárcel, no en los manicomios porque allí ponen en inminente peligro de ser violadas a todas las enfermeras.O sea que a Strauss-Kahn más le hubiera valido seguir la senda de los monetaristas de Chicago o del ínclito Hayek, de Popper y de todos esos otros economistas que siguen la escondida senda de Camino, ahora, en lugar de ser un pichabrava, sería adorado en todos los altares de todas las iglesias como la mejor de las apuestas para la salvación de este desdichado mundo.

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