Revista Maternidad

Streets of Philadelphia

Por Lamadretigre

Philadelphia¡Detengan el mundo!

Dejen cualquier actividad en la que estén enfrascados. Aborten todas las misiones por muy importantes que éstas sean. No den ni un paso el falso. Quietos parados todos: El padre tigre tiene un moco.

El pronóstico es todavía reservado. Iremos informándoles puntualmente de la evolución del paciente con partes detallados de su estado cada hora par. De momento no tememos por su vida pero nadie puede saber a ciencia cierta como evolucionará en las próximas horas. Se prevé la visita del Presidente Rajoy,  Urdangarín y la Reina si el paciente permanece estable dentro de su gravedad. Se rumorea incluso que podrían volver a investir a Marichalar con su ducado para la ocasión.

No es un moco cualquiera. No da leche merengada. Ni hace tolón tolón. Pero casi. Como certifican los anales de medicina del mundo occidental podría tratarse del primer moco en la historia de la humanidad en anunciar su llegada con varios días de antelación. Ni el Etna hizo tanto ruido antes de entrar en erupción.

Ya lo venía advirtiendo el paciente con voz quejumbrosa: Tengo los pies fríos. Lo perentorio de esta afirmación no deja de sorprenderme cuando de mí se espera que concilie el sueño noche tras noche, a dieciséis grados en la habitación conyugal, con los pies morados y más fríos que un témpano, sin suscitar la más mínima compasión del padre tigre. Me cobra el calentamiento de pies como si su calor corporal fuera el de un esturión a punto de parir dos toneladas de caviar.

Se ve que los pies fríos son un estadio de enfermedad terminal ligada a la posesión de un cromosoma Y. Sea como fuere, a sabiendas de la gran sensibilidad del padre tigre hacia sus pies, sus fríos y sus males en general, tras el funesto anuncio pusimos en marcha la operación salvad al padre tigre con todo su arsenal de tés, aguas de limón  y baños con vahos de mentol. Él paciente se dejaba mimar mientras merodeaba por la casa con cara de quedarle como muchísimo un Telediario. No más.

El culmen de la pena que se daba a sí mismo el pobre enfermo incomprendido, lo alcanzó el domingo por la mañana cuando le pillamos infraganti escuchando a Maria Callas en bata. Ni el mismísimo Tom Hanks sufrió más antes de exhalar su último aliento en Philadelphia. Sufrimiento que se convirtió en un odio infinito cuando le insinué que quizá estuviera exagerando un poco. ¿Exagerar él? Tú dirás lo que quieras pero tengo un gripón del quince. Y no me dijo un sacroma de kaposi con metástasis al hígado porque todavía le queda un mínimo de vergüenza. Torera.

Anoche, nada más acabar el partido del Bayern, entró en barrena. Su condición se deterioró a una velocidad inusitada que nos hizo temer por su defunción allí mismo antes incluso de acabarse el lingotazo de Hendricks con el que estaba combatiendo el malestar generalizado. A duras penas consiguió meterse en la cama con cara de estar a puntito de ver la luz. Tras fingir un par de toses muy mal conseguidas se durmió como un querubín de metro noventa.

Esta mañana, por fin, ha conseguido un moco para restregármelo literalmente en la jeta como prueba irrefutable de su calvario. Así entre nosotros les diré que sospecho que le ha robado el moco a La Cuarta que sí que tiene un catarro de órdago. Pero está en un plan diva que cualquiera le dice nada.

Tenemos moco para rato.


Archivado en: Tú, yo y nuestras circunstancias Tagged: El Marido, El padre tigre, Enfermedad, Matrimonio, Pareja, Salud, Vida de pareja, Vida sana
Streets of Philadelphia

Volver a la Portada de Logo Paperblog