Revista Sociedad
Se acercan fechas en las que los españoles seremos convocados a participar con nuestro voto en cuatro fiestas de la democracia que serán oportunamente cacareadas ad nauseam por los candidatos (elecciones europeas en mayo del 14; municipales, en mayo del 15; generales al Congreso y al Senado, en noviembre de 2015, diecisiete autonómicas e innumerables municipales en fechas variadas a lo largo de la candidatura). Ante este panorama, resulta especialmente adecuado recapacitar sobre cuál debe ser la actitud cívica de cada uno de los votantes para que el mensaje colectivo de las urnas constituya un mandato claro, preciso e inequívoco, dirigido a las instituciones democráticas que emanen de los plebiscitos. Eso es lo que me anima a desnudarme, a exponer mi intención de voto (Congreso y Senado, y en las europeas; otra cosa será en las municipales) y a razonarlo, con la esperanza de que este striptease anime a algunos a indagar en sus propios principios y a ser consecuentes con ellos:
PRIMERO: Parto de la PREMISA de que España se encuentra sumida en una crisis económica de la que no conseguirá salir si previamente no se lleva a cabo una regeneración política profunda y que solo se realizará esta si los ciudadanos gritamos unánimemente en las urnas— “!basta ya de partitocracia!”—. Así pues, mi objetivo en estas Generales no será elegir quien debe “desgobernar” España durante los próximos cuatro años, sino expresar de forma contundente e inequívoca que no quiero que los Partidos Políticos sigan usurpando los Poderes del Estado que me pertenecen en mi calidad de ciudadano
SEGUNDO: Tal como queda claro en esta entrada de este mismo blog, considero que los partidos políticos (desde 1978) nunca han sido los representantes de los ciudadanos ante el Estado ni la cinta transportadora que debería trasladar al legislativo las inquietudes sociales, sino simplemente unas organizaciones orientadas a dotar a sus miembros de la “patente de corso” que debe blindarles ante los jueces, para que puedan dedicarse a promover su enriquecimiento personal mediante el control y manipulación de los Presupuestos Generales del Estado. Por eso, cuando en el fragor de la batalla electoral, alguien me hable del VOTO ÚTIL, entenderé que se refiere al voto útil para los partidos políticos, no al que España precisa para conseguir la viabilidad y la solidez necesarias para competir con ventaja ante los mercados exteriores y para neutralizar cualquier tendencia separatista. Por tanto, NO LEGITIMARÉ CON MI VOTO A NINGUNO DE LOS GRANDES PARTIDOS. TERCERO: Me niego a aceptar que los españoles seamos unos seres especialmente corruptos o más corruptos que los ciudadanos de Francia, Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos o cualquier otro país verdaderamente democrático. En cambio, lo que sí creo es que la falta de separación de poderes que queda implícita en el modelo político definido en la Constitución del 78, la partitocracia, incita a la corrupción a sus mandatarios, hasta el punto de poder afirmar que España no es un Estado especialmente corrupto, sino la víctima de un régimen corruptor. Por eso,TAMPOCO VOTARÉ LAS LISTAS DE LOS PARTIDOS PEQUEÑOS, porque creo que, aunque todavía no hayan tenido contacto con el poder que hubiera podido corromperlos, presumo que caerán en la trampa tan pronto como tengan oportunidad de hacerlo.CUARTO: Es de esperar que, para optimizar sus resultados electorales, los partidos políticos recurran a contratar a personajes de apariencia pública angelical con la intención de que representen la cara amable de unos programas falsos, populistas o mesiánicos, que no tendrán otro objetivo que perpetuar en el poder a los representantes de los partidos. Se tratará con toda probabilidad de personajes con un 10% de contenido político y un 90% de marketing (los de la ceja…). Por eso, NO ME DEJARÉ SEDUCIR EN LA CAMPAÑA POR EL ATRACTIVO PERSONAL DE NADIE.QUINTO: Está en lo probable que los directores de campaña consideren que el recorrido electoral de los partidos se hubiera agotado y recurran a la manida treta de crear plataformas civiles con estructura política y legal diferente a las de los partidos, aunque con los mismos objetivos: “mismos perros, con distintos collares”. Por tanto, MIRARÉ CON LUPA Y CON DESCONFIANZA, LOS PROGRAMAS DE CUALQUIER NUEVA PLATAFORMA QUE PRESENTE SU CANDIDATURA. SEXTO: Partiendo de la base de que el incumplimiento de los programas electorales por parte de los partidos no es castigado a posteriori por los ciudadanos y que ello ha llevado a que la mentira se haya instalado sistemáticamente en sus programas electorales, NO COMPUTARÉ COMO PROMESA ELECTORAL NINGÚN PROYECTO QUE NO VAYA A SER EJECUTADO DE FORMA VINCULANTE DENTRO DE LOS PRIMEROS CIEN DÍAS DE LA LEGISLATURA.SÉPTIMO: Convencido de que, tal como se explica en esta entrada de @Parnasillo, el régimen político español precisa de una enmienda a la totalidad, TAMPOCO VOTARÉ NULO O EN BLANCO, pues hacerlo podría interpretarse como: “no me gusta ningún candidato, pero estoy conforme con la partitocracia que funciona en España”.OCTAVO: Francamente, no creo que ninguna candidatura merezca mi voto, por lo que la abstención será, con toda probabilidad, mi única alternativa. Sin embargo, cabe una EXCEPCIÓN A LA ABSTENCIÓN: Que alguna candidatura presente un programa coherente que incluya los siguientes dos paquetes de medidas:· 1 Convocar una consulta vinculante, con todas las garantías y dentro de las cien primeras horas de la legislatura, dirigida a conocer la voluntad de los ciudadanos sobre estos tres dilemas:o Monarquía/República.o Estado unitario / Autonómico.o Se hace o no, una auditoría de la deuda para buscar una posible “deuda odiosa”, valorando la posibilidad de que eso pudiera abocarnos a un eventual default del Estado.
· 2 Abrir un periodo de libertad constituyente, tan pronto como se conozcan los resultados de la consulta anterior, en cuyo programa se incluyan los siguientes apartados:o La voluntad de los ciudadanos expresada en la consulta recién realizada en referencia a la monarquía, la estructura territorial del Estado y la auditoría de la deuda.o Garantía constitucional plena de separación de poderes.o Ni listas abiertas ni cerradas, sino candidatos por circunscripciones.o Elecciones a doble vuelta.o Redefinición de “Partido Político” y, en cualquier caso, prohibición de la disciplina de voto.o Eliminación del Senado.o Eliminación del Tribunal Constitucional.o Eliminación radical de los privilegios a políticos: Laborales, judiciales, fiscales o sociales.o Revocabilidad de los cargos electos a petición popular mediante el establecimiento de un cauce simple, eficaz y controlado judicialmente.o Abolición de las subvenciones a las asociaciones civiles (Partidos políticos, patronales, sindicatos y similares)o Abolición de la preferencia constitucional a la amortización de la deuda respecto a la del resto de los gastos del Estado en casos de escasez de tesorería.o Creación de un procedimiento informático que permita el conocimiento público e inmediato de los gastos e ingresos públicos, especialmente todo lo relacionado con la contratación pública; y animación de foros en red para proponer, impulsar o rechazar, proyectos de ley, aunque sus contenidos no sean inicialmente de carácter vinculante.o Restructuración del Tribunal supremo,Consejos superiores de Justicia y demás organismos de la judicatura, de forma que sus cargos sean elegidos democráticamente por los agentes del aparto judicial, no por los dirigentes de los Partidos políticos.o Cobertura constitucional para una ley que permita modificar, o eliminar en su caso, las pensiones vitalicias a políticos o asimilados, en el caso de que estas sean superiores a las que les hubieran correspondido según la legislación laboral ordinaria aplicable en el momento de su jubilación.o Cobertura constitucional para una ley que permita la liquidación y el despido sin indemnización de todos los funcionarios, asesores y asimilados, contratados sin concurso público (a dedo), salvo criterio judicial en contra en cada caso concreto.o Reducción al mínimo de las Empresas públicas no rentables y liquidación de su personal.o Racionalización de la administración del Estado y liquidación del personal excedente, de forma que puedan eliminarse instituciones públicas que no sean imprescindibles, especialmente, las que actualmente no son sino “cementerios de elefantes”.
Sí, ya lo sé, no podré votar. Claro, que para votar según las actuales reglas del juego, mejor no votar.
Publicado por Rafael Solís, miembro de Red de blogs comprometidos