Muchas pequeñas y medianas empresas en Colombia contratan personal que no reúne las competencias de su cargo. Es más: aceptan el puesto porque no tienen nada más que hacer. Pero el error es abultado. Una persona insatisfecha con lo que hace trasmite mala energía al resto del equipo y finalmente su indisposición se traduce en baja competitividad y productividad de la compañía.
Y las Mipyme son muy dadas a esta situación, entre otras cosas porque generalmente no hacen procesos de selección de personal ni tienen en cuenta el perfil requerido. Vinculan personal por recomendación de amigos, acuden a quien exige menos salario o, peor aún, contratan familiares que no siempre están comprometidos con los objetivos y lineamientos de la compañía.
Es un craso error, y en parte muchos de los fracasos del emprendimiento y de empresas con alguna tradición obedece a que no cuentan con el equipo de trabajo indicado. La falta de pertenencia, hacer las cosas por hacerlas y cumplir un horario por obligación, puede convertirse en una tragedia para el inversionista Mipyme.
Más que salario
“La satisfacción laboral no siempre depende del salario y el éxito en metas y objetivos puede resultar relativo”, afirma la psicóloga y catedrática universitaria, Sara Sandoval, quien señala que una persona es más eficiente y productiva cuando hace lo que le gusta.
Pero ojo con la siguiente estadística: en Colombia más de la mitad de los trabajadores está en el puesto equivocado. “Esa es una verdadera tragedia”, precisa César Escobar, experto en gestión humana de la firma “48 Días”, quien en una reciente conferencia sobre el “Poder de las Metas”, en el marco de la feria del Empleo y el Conocimiento Avanza 2012, señaló que muchas personas caen en esa situación porque no tienen claro un plan de vida.
“Lo primero que uno tiene que hacer es encontrar su vocación, un camino verdadero, y transformarlo en un trabajo rentable con propósito y pasión”, precisó. Hacer lo que no gusta se puede convertir en sufrimiento, en aflicción y hasta en un sentimiento de fracaso.
El trabajo hay que sentirlo, vibrar con él y tiene que producir entusiasmo y fervor para poderlo disfrutar. Daniel Goleman, autor del Best Seller, “La Inteligencia Emocional”, recuerda que el propio Platón señaló que la vida sin pasión sería muy aburrida.
Las excusas como pretexto
Es posible que las circunstancias lo puedan llevar a uno a emplearse en un cargo que no le genera admiración ni vehemencia. Esta posibilidad está dentro de las alternativas en un mundo en el que no siempre las vocaciones son bien orientadas. Es más: el trabajo, en ciertas circunstancias, se acepta por descarte o por necesidad.
-Esa es una realidad-, afirma el directivo de “48 Días”. El problema es quedarse indefinidamente ahí, no tener clara la misión de vida. Es decir, prepararse para lograr el empleo que genera satisfacción. Es algo que requiere fijarse unas metas concretas y trabajarlas con perseverancia y tesón.
Juan David Toux, experto en talento humano de Manpower, señala que las empresas tienen el cometido de ayudar a los talentos equivocados. “Muchas personas disponen de competencias que ni siquiera sabían que existían como atributo propio”, dice Toux y señala que trabajar en lo que no agrada es una de las formas de subempleo más comunes en Colombia y en los países en vía de desarrollo.
Todos quienes tienen personal a cargo saben cómo es el comportamiento y la actitud de los miembros de su equipo. De modo, que si el colaborador no comunica su inconformidad, los directivos deben contar con la sinceridad suficiente para reasignarle funciones, inclusive para ayudarlo a reubicar en otra organización.
La razón se cae de su peso: una persona desmotivada rinde menos que una entusiasta y agradecida con su labor. Y puede contagiar al resto del equipo o autogenerar aislamiento. Un colaborador apasionado, en cambio, anima, lidera y produce resultados positivos.
Los éxitos de la mística
Los logros más asombrosos son el resultado de la pasión y la mística con que se asume un reto. Una persona sabe muy pronto si lo que hace le agrada o, por lo menos, si tiene potencial para encantarse con el oficio o la actividad que desarrolla. Sin embargo, como sucede con la curva de aprendizaje, se requiere evaluar ese sentimiento dentro de un periodo prudencial.
Lo cierto es que la satisfacción con lo que se hace genera resultados que en muchas ocasiones se han convertido en descubrimientos que han cambiado el rumbo de la humanidad.
Thomas Alva Edison, descubrió el bombillo después de más de 40 fracasos; era un apasionado por los inventos, pero su persistencia hubiera naufragado sin la pasión por la innovación. Alexander Graham Bell, quien se disputa el descubrimiento del teléfono con el italiano Antonio Meucci, trabajaba día y noche en un laboratorio grabando sonidos a través de campos magnéticos; los hermanos Wright, quienes hicieron volar el primer avión después de muchos intentos de otros visionarios, arriesgaron sus vidas para hacer realidad la ilusión de Ícaro; y García Márquez abandonó el derecho y sus trabajos ocasionales hasta convertirse en escritor y Nobel de literatura.
Fuente http://latinpymes.com/portal/recursos-humanos/item/10087-%C2%BFsu-colaborador-est%C3%A1-satisfecho-con-lo-que-hace?.html