El fútbol moderno se desangra. Un grupo de futbolistas comandado por millonarios con la vida resuelta se permite el lujo de ir a la huelga. Así tal cual.Si, puede parecer una broma de mal gusto pero es la triste realidad.
No pretendan hallar ningún atisbo de "sentido común" en esta huelga, porque esto al más puro estilo de Juego de Tronos se trata de una guerra de poder persiguiendo el mayor trozo del pastel.
Mientras tanto el pueblo observa atónito los acontecimientos y por mucho que uno ame el fútbol no le queda más remedio que sentir vergüenza. Ironías de la vida, ese pueblo que no hace tanto sentía orgullo hacía esos jugadores ahora por más que alguno lo intente disimular no puede ocultar su vergüenza, su rabia y sus ganas de mandarlos a todos a picar que diría mi abuelo.
Señores, la pantomima acabará pronto, acercarán posturas y la liga seguirá adelante como si nada. O eso se piensan. Lo que quizás ignoren es que el daño ya está hecho y que el pueblo no es tonto. Toma nota, sabe perfectamente que ellos son los dueños del pastel y que si ellos apagan la televisión y se van a ver al equipo del barrio, quizás esos señoritos ya no tengan necesidad de hacer huelga...