Revista Asia
Un hombre surcoreano de unos 50 años había cogido el día 13 de noviembre del año pasado, hace unos escasos meses, un barco desde Incheon para dirigirse hasta la zona portuaria de Daren y de ahí, avanzar hasta la zona fronteriza entre China y Corea del Norte. Era un hombre que tenía una vida infortunada en Estados Unidos y Corea del Sur pidiendo incluso limosna a los transeúntes. Al no poder aguantar su vida desgraciada se fue en septiembre de 2010 a Nueva York para pedir una cita con el embajador norcoreano en las Naciones Unidas para pedirle asilo y así poder residir ahí, algo que no prosperó.
Cuando llegó a las tierras chinas, que fue 15 días después de coger el barco desde Incheon, el hombre (que se apellida Ma) cruzó los veinte metros de río Tumen congelado para llegar a la ciudad norcoreana de Musan. "Quiero vivir en este país. En Corea del Sur la gente me tachan de loco. Ayúdame a vivir aquí, por favor". Era todo lo que decía. Pero el régimen lo que hizo fue encerrarle un mes y devolverle a Corea del Sur. Actualmente está siendo juzgado por infringir la Ley de Seguridad Nacional. Como todos aquellos surcoreanos que van a Corea del Norte sin permiso alguno (y de carácter especial) del gobierno. Durante la investigación del servicio de inteligencia de Corea del Sur, Ma había intentado pasar mapas de zonas de entrenamiento en Daegu cuando hacía el servicio militar a los integrantes del servicio de inteligencia norcoreano.
Estos casos de adultos surcoreanos que ven como un plan de supervivencia en el país hermético puntualmente salen en los medios de Corea del Sur. Sabemos que entrar en una "cueva" como la norcoreana es un error pero existen personas que caen en aquella trampa de la propaganda vilmente deliciosa para respirar un aire distinto al que estaba acostumbrado. En un país donde la brecha entre los "triunfadores" y los "fracasados" es enorme, la respuesta equivocada de la vía de escape se llama Corea del Norte. Aquí uno se pregunta quien tiene realmente la culpa. ¿La sociedad? ¿El sistema? ¿Las personas? ¿O los tres conceptos a la vez? Es una cuestión demasiado complicada y dicha dificultad es fácilmente aplicable en las dos Coreas. El diario de Corea del Norte