Revista Opinión

Su turno, gracias

Publicado el 16 enero 2013 por Mindsnco @mindsnco
Ver para creer... Eso mismo me estaba diciendo ayer por la mañana, sobre las 9:55, mientras esperaba a ser atendida en la oficina del INEM. Incauta de mí, todavía recuerdo la alegría que sentí el día que pedí cita previa. Pensé: 'mira qué bien! Se acabó eso de coger número y esperar, esperar y esperar eternamente' ERROR. La cita previa, no nos engañemos, es una artimaña, un embuste que te crea falsas expectativas y se aprovecha de la ilusión del ignorante (la ignorante en mi caso). Pues bien, como contaba, llego a la susodicha oficina, me planto en la cola para hablar con la especie de segurata/secretaria/chicaparatodoqueinforma y, cuando me toca, le digo toda digna y llena de confianza: 'tengo hora a las 9:36'. Creo que todavía oigo su carcajada interior (en ese momento no me percaté, ahora soy consciente de que hubo un silencio seguido de alguna tos/risa). Ella, sin mirarme a la cara, alarga la mano, coge mi resguardo de cita previa, lo mira, tacha de su lista y lanza su dedo al botón negro de la máquina de los números (yo ya tendría que haber sospechado cuando le dio al negro precisamente, pero no, seguí con mi confianza). Me planta el papelito con un número y me dice que mire la pantalla, que ahí saldrá mi número cuando me toque. '¿Cómoooo? Pero si eso es lo de siempre...', grito en silencio, en mi cabeza. Tengo el A014 y en la pantalla sale el A008. 'Bueno, 6 por delante tampoco es tanto'. ERROR... ¡otra vez! Su turno, gracias
Llevo dos horas en la incertidumbre, mirando la pantalla fijamente, preguntándome de qué sirve pedir cita previa, pero ya me toca. ¡Por fin! Me dirijo a la mesa 31 (que es un decir, porque ahí no hay tantas mesas... no caben) y la funcionaria de turno, con mucha amabilidad y una amplia sonrisa, me pregunta qué quiero (cosa que ya hice constar en el formulario de cita previa, ¡coño!). Le comento mi situación y lo que quiero solicitar y lo primero que me pregunta es si estoy casada, a lo cual respondo que sí y pienso para mis adentros: '¿Y esta qué quiere? Si no he acabado de explicarme ni me ha comentado qué papeles tengo que traer para hacer la solicitud. Vamos, que ni que sea ella la que te lo concede' Pues bien, resulta que me viene a decir que si quiero cobrar me tengo que divorciar; que tengo suerte de tener una hipoteca, porque tal como está todo, tengo mucha suerte; y que aquí trabajo para mí poco o nada. Es decir, que por 420 euros al mes... ¡tengo que renunciar a mi vida! He decidido que me quedo como estoy, porque los vuelos a Alemania van muy petados, porque a la hipoteca le he cogido cariño y me sabría mal quitármela de encima y porque mi marido me ha prometido que nos va a tocar el Euromillones, y yo confío en él. ¿¿¿ERROR???

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